Cuando puse mi local de comida pensé en comenzar con algo rápido y que le gustara mucho a la gente: churrascos y completos. Por lo que sólo compré un lavafondos, una caja registradora, dos cocinas industriales, que venían con churrasqueras, un refrigerador grande, pero para uso doméstico, y utensilios varios.

Sin embargo, cocino tan bien -modestia aparte- que los clientes comenzaron a pedirme otros platillos.

No me negué, porque es satisfactorio que las personas amen lo que haces.

Con el tiempo, tuve que comprar hornos industriales, mesas, sillas y congeladoras industriales que tuvieran la capacidad que necesitaba.

Agrandé el local y obviamente, la carta.

Adquirí Refrigeradores industriales, dispensadores de salsas, marmitas y comencé a incursionar en los postres, así me vi en la obligación de comprar amasadoras industriales, cremeras, chocolateras y batidoras industriales, a contratar más gente y comprar otro local.

En cuanto a los equipos gastronómicos, cuando el negocio crece, lo importante siempre es buscar lo de mejor calidad

Y como toda inversión son eran grandes sumas de dinero, siempre me preocupé de buscar productos que no sólo cumplieran con la normativa vigente, sino que con mis expectativas.

Maravillosamente, encontré un lugar donde no sólo vendían el equipamiento gastronómico que mi nuevo restaurante necesitaba, también tenía venta de lockers para mis nuevos empleados, que para mí son como mi familia.

Felizmente sigo creciendo. Seguimos creciendo en el negocio gastronómico. No sólo por mi esfuerzo, sino de todos los que trabajamos por darle lo mejor a nuestros fieles comensales.

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