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Si, el título refleja exactamente como me siento: cansado y triste. El tiempo pasa y con él evoluciona el ser humano y todo lo que tiene que ver con él
En apenas unas décadas se generalizó el uso del coche, del teléfono móvil, de los ordenadores e internet, las redes sociales, los portales de mensajera instantánea, la comida rápida y precocinada. La TV, la radio, los periódicos y hasta los discos y libros -incluso los escolares- están siendo substituidos por los contenidos que nos brinda internet en toda clase de dispositivos -ordenadores, tablets, SmartTV, Smartphones, etc.
El modo de hacer amigos y disfrutarlos es cada vez más virtual u online. El que no tiene seguidores en Twitter o Instagram, por poner un ejemplo, o no recibe “me gusta” y comentarios a lo que sube y cuelga, especialmente selfies, cae en depresión y se siente alienado o un “pringado” en su jerga. Lo mismo cabe decir cada vez más de las relaciones de trabajo e incluso familiares. Antes se opta por un mensaje de texto o audio o foto o vídeo por Whatsapp o Telegram que por hacer una llamada.
Cuando algún maduro obsoleto empieza a explicarnos como llegar a ese sitio en lugar de mandar la ubicación, le cortamos diciendo que nos diga la calle y el numero para inmediatamente meterla en nuestro navegador. Hasta las relaciones de pareja y sexuales se han visto muy influidas y perturbadas por la facilidad de contactar con terceros, ser infiel o acceder a imágenes y vídeos eróticos o pornográficos, incluso dentro de casa. Los conflictos de celos, desencuentros y desconfianzas por razones de emails, fotos y, en general, todo lo que duerme en nuestros discos duros, ha dado al traste con legiones de parejas y matrimonios. No me equivoco si afirmo que hoy, guardamos con mas celo las contraseñas de nuestros dispositivos, que el propio dinero o joyas.
Guardamos con mas celo las contraseñas de nuestros dispositivos, que el propio dinero o joyas
Es una espiral de información regular y masiva, procedente de tantos canales, que la única manera de estar en todos y atenderlos mínimamente es fraccionando su extensión o duración. Es algo que saben los creadores de software y cada vez acortan y limitan más la extensión de los que se comparte en cualquier soporte -texto, audio, video-
Pero los propios usuarios limitamos más aún el manejo de todas las aplicaciones y herramientas, al punto de manejarlas casi que con una sola mano, escribimos de modo casi críptico, recurrimos a abreviaturas inimaginables para los ortodoxos de la RAE, o a figuritas o caritas -emoticones- que resumen un estado de ánimo o un pensamiento :-) :-(
Y la pregunta que todo este estado de cosas suscita a cualquiera es siempre la misma: ¿Es bueno, es malo? ¿Va a parar? ¿A donde nos lleva? En mi opinión, como casi siempre, no es malo en si mismo, aunque siempre caben usos adictivos o perversos como en cualquier actividad humana. El ser humano tiene una capacidad intelectual limitada y es un hecho que, cuando esta se desborda, uno mismo se auto-limita. Lo que si es un hecho es que las nuevas generaciones nacen ya con una predisposición genética evolucionada y mucho más proclive y capaz para enfrentar las nuevas tecnologías, al tiempo que los mayores de edad, o no han llegado a subirse al tren, o tiran la toalla o deciden quedarse para siempre en un nivel básico o para torpes.
El modo de hacer amigos y disfrutarlos es cada vez más virtual u online
AscoHastaLaNáusea