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Para salir del laberinto, es necesario preguntarse . ¿De donde provino el dinero que alimentaba la supuesta caja B que administraba el tesorero del PP?. Despejar esta incógnita ha de ser el factor esencial para llegar al fondo del asunto
En una de sus frases célebres el certero Mario Benedetti, venía a decir. "Cuando creíamos tener todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas". Pues justamente eso, variar el cuestionario es el objetivo que se marca el PP al incluir por sorpresa y con carácter retroactivo, la realización de una auditoría externa cómo nueva materia, en un claro intento de ganar tiempo y dificultar la resolución a corto plazo, del conflicto de corrupción destapado por un temido Bárcenas.
Aquel tesorero del partido conservador, que al parecer, ahora cuando a mano de la justicia pulsa el timbre de su puerta y los de la casa le abandonan a su suerte, él, disconforme, se revuelve amenazante, mostrándose dispuesto, a llevar por delante al conjunto de la cúpula "popular".
Pero que nadie pierda los estribos que lo bueno está por venir, pues esto, sólo es la refriega que antecede a toda guerra. ! Si en política denotamos corrupción, bienvenido el zafarrancho..!
Los 22 millones de euros que el referido implicado mantuvo depositados en la banca helvética, es evidente que no salieron de su sueldo de senador, pero sí del puesto de tesorero que desempeñaba en Génova 13, y todo indica que esa cuantía formaba parte de otros muchos millones de dinero sin control contable, circunstancia, que además de posibilitar el desvío y apropiación sin dejar rastro, por su opacidad, también alimenta la sospecha que las irregularidades en la financiación del Partido Popular formaban parte de la orden del día. Máximo cuando las pistas apunta a deducir que el monto global de las percepciones en B, que pasaron por las manos de este receptor, superan con creces los 75 millones de euros .
Para salir del laberinto de esta turbia capitalización económica, es necesario preguntarse . ¿De donde provino el dinero que alimentaba la supuesta caja B que administraba el tesorero del PP?. Despejar esta incógnita ha de ser el factor esencial para llegar al fondo del asunto; pero eso no se logra con absurdas auditorías sobre una contabilidad expurgada, como tampoco en foro parlamentario promoviendo parodias de amnistía fiscal, ni mucho menos a través de abstracciones, con el intento de hacer creer a la ciudadanía que tras de la monumental algarabía, sólo existe la identidad y la culpa de un cajero corrompido.
Alucinante forma de negar todo vínculo de relación entre el receptor del dinero, los destinatarios del reparto y la trama de corruptores
Alucinante forma de negar todo vínculo de relación entre el receptor del dinero, los destinatarios del reparto y la trama de corruptores. Penoso vodevil donde los actores protagonistas se empeñan en adjudicar la autoría unilateral de los hechos a uno pérfido Bárcenas, mientras proclaman a bombo y platillo que su organización política es ajena a lo sucedido. Insólita evasión que por disparatada fuerza crear un nexo de equivalencia para asimilar al ex tesorero "popular" con el incauto electricista que sustrajo el Códice Calixtino.
!Esto es realmente patético!
Es por tanto preciso concretar, que la corrupción es un virus político que contagia los procesos de contratación pública y cuya consecuencia no es otra que la apropiación indebida de los fondos que aportan los contribuyentes, debiéndose matizar que la extendida propagación del contagio obedece a la carencia del antídoto apropiado. Condición oportuna para omitir los procedimientos administrativos reglamentados, como también, para burlar los controles establecidos y posibilitar con ello que los corruptos potenciales campen a sus anchas.
Ahora bien, políticamente sin ostentar cargo institucional es imposible tomar partida y contrapartida en operaciones de corrupción, y por tanto, el tesorero del PP de tener recibido dinero de esa procedencia, sería el sujeto receptor del lucro proveniente de turbias operaciones promovidas directamente por políticos del PP, quien de por si serían los auténticos corrúptos
A pesar de todo, aun sabiendo que lo contrario a la corrupción es la transparencia, la cúpula del PP sigue en su ritual de rechazar esa evidencia, apostando por la continuidad y el blindaje contra las acusaciones, sin medir el riesgo que representa enfrentarse al sentir mayoritario de la ciudadanía, que a su juicio de valor sitúan a los políticos, los partidos y la política en general como el tercero problema del país, seguidos en cuarto lugar por la corrupción y el fraude. De ahí que esa maniobra de ocultación pueda resultar demoledora, pues todo apunta a concluir, que ante el electorado, negar la corrupción equivale a compartirla.
Pero al parecer la estrategia en la sed central del PP, circula en dirección contraria al procedente, extremo que orienta a pensar que la dimensión del escándalo supera las sospechas mas pesimistas y que el reconocimiento de la realidad afectaría directamente a la cúpula del partido causando efectos devastadores. Siendo tan comprometido inconveniente la causa para llamar a formar, ordenando cerrar filas y dictando la consigna de salvar al intendente MR.