¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Jose Ramon Costa Jussa escriba una noticia?
Después del confinamiento en un lugar tranquilo, tocaba volver a la vida real
Expliqué hace nos dias que en la paz de un pueblo de la comarca de Las Vegas, con una conexión a internet medianamente eficaz, se podía vivir mucho mejor confinado que en cualquier distrito de Madrid capital. La razón, se podía salir a la calle, y andar un poco por los alrededores sin encontrar practicamente a nadie si así te lo proponias.
Caminar entre olivos, mirando un cielo limpio huerfano de los sonidos de los aviones en su aproximacion a Barajas, los trinos de los pajaros escuchados desde las ventanas abiertas del comedor, una vida tranquila, sin sobresaltos, sabiendo muy bién que el propio aislamento del enclave era una actuaba barrera de fortificación contra el covid19.
Pero con el regreso gradual una normalidad, que se me antoja, que de normal tendrá poco, habia que acercarse a la capital, a Madrid, con sus calles repletas de viandantes, y pisar de nuevo los grandes almacenes que, con los logicos controles, ahora reabren sus puertas.
El Madrid capitalino ha reactualizado sus museos, sus terrazas, su vida anterior, incluso se replantea ya operaciones urbanístcas de largo calado.
No hay que olvidar sin embargo que el hacinamiento en los metros y autobuses, pese a las mascarillas, puede ser un punto negro.La pandemia puede haber pasado, el covd19 sigue aqui entre nosotros, con sus contagios y matando .No son las cifras horrendas de abril, pero sigue siendo una enfermedad no dominada.
En el Mercado de San Miguel, repleto casi como antes del confinamiento, un bocadillo de calamares sirve de tentenpie en mi periplo por el centro. Las calles que desembocan a la Puerta del Sol han adoptado su antigua vitalidad, falta quizá el turismo foraneo, pero, este está al caer, tan pronto como el "Adolfo Suarez" vuelva a estara a pleno rendimiento y la estación de Atocha reciba los AVE de toda España.
Los hitoriadores deben de afanarse en recopilar los testimonios de los protagonistas vivos, el material gráfico circulante, incusoestas fotos semiclandestinas que se tomaron en los pasillos hacinados de los hospitales.
Me comentaba un amigo que vive en cerca de El Retiro, que el teletrabajo ha enseñado a los madrileños que no es necesario pasarse horas en el transporte hacia sus oficinas, que, quizá viviendo en poblaciones tranquilas de la Comunidad, podrán cumplir con su cometido en un ambiente mas sosegado.
Hechas las compras, me dispongo a desandar el camino. La retencienones en Rivas, me indican que estamos entrando de verdad en la normalidad. Pronto regresaré al silencio, a respirar la paz rural, a percibir el mensaje que nos transmite la naturaleza . Bendita España semidespoblada.