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Ya son más de cien familias de escasos recursos las que han podido dar sepultura a sus bebés, gracias a esta iniciativa que cumple un año desde su implementación formal
En la casa de José Manuel Cea y Macarena, estaba todo listo para la llegada de José Manuel, su primogénito.
Su pieza, la ropa y las incontrolables ganas de conocerlo después de nueve meses de ecografías, médicos y cuidados.
Según lo calculado, nacería el pasado 27 de mayo. Por eso, los fuertes e inesperados dolores que Macarena sintió el 26 de mayo parecían anunciar que José Manuel nacería antes de tiempo. De urgencia llegaron al hospital pensando en el trabajo de parto.
Lamentablemente, los dolores eran el anuncio de una tristeza que aún no superan: José Manuel se había asfixiado con su cordón umbilical.
A pocas horas de recibida la noticia, alguien del Hospital Luis Tisné, de Peñalolén, se acercó a José Manuel para darle la noticia. No recuerda su nombre ni su cargo, pero sabe que jamás olvidará su rostro.
Fue esa persona quien le comentó que, pese al difícil momento que estaban viviendo con su esposa, alguien estaba ahí para darles una mano. Se trataba del programa Dignifica del Hogar de Cristo, que en forma gratuita les ofrecía una digna sepultura para su hijo.
El primer paso era el traslado del cuerpo desde el hospital a alguno de los establecimientos del Parque del Recuerdo, donde el pequeño cuerpo sería cremado y dejarlo junto a cenizas de otros niños en un columbario.
“Aunque el dolor que sentíamos por nuestra pérdida era indescriptible, pensamos que esta ayuda era demasiado buena para ser cierta y por eso aceptamos muy agradecidos por el incalculable apoyo que nos estaban dando”, comenta José Manuel.
Con la posibilidad de retirar el cuerpo de su bebé, estos padres lograron que el destino de su hijo fuera distinto al de muchos otros que quedan en manos de los centros hospitalarios y donde tras 72 horas -antes el plazo era sólo de 24 horas- el director del recinto decide si los restos serán derivados a un centro de investigación, a alguna universidad o si simplemente serán incinerados con el resto de la basura biológica del recinto y luego eliminados.
AÚN PRESENTE
La posibilidad que tuvo Manuel de tener un lugar digno donde visitar y recordar a su hijo que no alcanzó a nacer no fue una casualidad o un golpe de suerte para esta familia.
Es simplemente el resultado del trabajo que inició hace 15 años el doctor Sergio Corvalán, neonatólogo y ex director del Hospital Sótero del Río, quien asombrado por los restos de bebés que iban a parar a la basura, se preguntó que hacían ellos como profesionales para proteger a los mortinatos (guaguas que nacen sin vida) o los que mueren antes de los 28 días de gestación (mortineonatos).
“Quedaban abandonados en los servicios de anatomía patológica esperando la mano de alguien que nunca llegaba. Por eso quisimos hacer presente este tema a las autoridades”, comenta el doctor Corvalán.
Desde entonces comenzó su peregrinar para concretar una solución con el Ministerio de Salud, comités de ética y la Iglesia, aunque recuerda que la primera en prestarle atención fue la funeraria del Hogar de Cristo, con la que finalmente el hospital que dirigía firmó un convenio.
Ya son más de cien familias de escasos recursos las que han podido dar sepultura a sus bebés, gracias a esta iniciativa que cumple un año desde su implementación formal
De eso han pasado seis años y uno desde que su iniciativa se transformó en un programa oficial: Dignifica. A la fecha también adhieren a la iniciativa los hospitales Félix Bulnes, Luis Tisné, Clínico UC, Parroquial de San Bernardo y las clínicas Las Condes y Alemana, mientras que están en proceso de firma los hospitales San Juan, San José y Barros Luco, entre otros. De allí que la intención del programa es extenderse a regiones.
Según Jaime Maturana, gerente general de la funeraria del Hogar de Cristo, las familias han valorado mucho el apoyo entregado, básicamente porque tienen un lugar físico donde visitar a sus hijos y vivir el duelo de acuerdo a sus tiempos.
De paso, aclara que aunque no exista convenio con una institución, cualquier familia puede ser acogida por este programa si así lo solicita.
Un paso fundamental en el camino trazado fue el énfasis que puso Ministerio de Salud, desde 2003, al manejo tanto de los niños viables (con posibilidades de seguir viviendo), como el de aquéllos que no sobrevivirían, otorgándoles el mismo derecho a ser tratados con dignidad.
También contribuyó que se aumentara de 24 a 72 horas el plazo en que los padres deben decidir qué harán con los restos de su hijo en caso de fallecimiento, para evitar que el director del servicio de salud decidiera por ellos.
“La digna sepultura a los mortinatos y mortineonatos es un paso fundamental para que los padres y familiares puedan vivir plenamente esta difícil etapa, evitando así las graves secuelas sicológicas para la madre y todo el grupo familiar”, acota Corvalán, quien agrega que pese a los avances, aún queda mucho por hacer en la materia.
El padre Moreira sostiene que es “un aporte significativo en la construcción de una cultura que respeta y cuida adecuadamente al más débil y promueve la vida, así como reconoce y valora la dignidad intrínseca de toda vida humana, incluyendo la que está por nacer”.
Así también lo siente Manuel, quien por el momento no se siente preparado para visitar a su hijo en el columbario del Parque del Recuerdo (está en tratamiento sicológico junto a su esposa), pero tiene la tranquilidad de que descansa en un lugar físico donde esperan reencontrase con José Manuel algún día.
Cómo acceder al programa
Para acceder al programa, es necesario tener la autorización formal de los padres y un pase de sepultación.
La información puede ser entregada por el mismo recinto asistencial o llamando a la funeraria del Hogar de Cristo al 600 626 6500.
Hoy trabajan en la Región Metropolitana con el Hospital Félix Bulnes, Luis Tisné, Hospital Clínico UC y las clínicas Alemana y Las Condes y hay conversaciones con los hospitales Barros Luco, San José y El Pino y clínicas Dávila y Las Lilas.
Si el fallecimiento del menor ocurre en otro recinto distinto, los padres igualmente pueden acercarse al programa.