Hoy en día, en nuestro país, la cesantía es un tema común, pues es una situación que ha aumentado a pasos agigantado estos últimos meses, en conversaciones con amistades y vecinos, podemos darnos cuenta que por lo menos uno de los integrantes de cada familia está pasando por esta problemática. Al principio es un verdadero balde de agua fría, luego se trata de guardar la calma los primeros  meses, o hasta donde alcanzó el finiquito, para luego dar paso a la incertidumbre y desesperación, por que en estos tiempos son muy pocos los sueldos con los cuales se puede ahorrar, el jefe de hogar se siente desprotejido por el estado, la mujer por el marido y los niños comienzan a darse cuenta que la frutera pasa vacía al igual que el refrigerador, y en más de una ocasión han sorprendido con lágrimas en los ojos a su madre, quien descarga esa impotencia muchas veces en el trato hacia ellos y en contínuos enfrentamientos con el padre. Pero gracias a estas carencias que se deben ver enfrentados por la falta de ingresos al hogar, es que la mente comienza a abrirse, las neuronas que parecían medias dormidas y enfadadas comienzan a buscar el camino racional nuevamente y van surgiendo ideas, para generar dinero, es el momento en el que se le saca probecho a esas cualidades innatas del ser humano, la señora se da cuenta que ese pan amasado que encuentran tan ricos sus hijos, pueden gustar también a los vecinos, o que esa artesanía que realizaba por hoby cuando su marido tenía un buen trabajo podría servir para recibir ingresos, así como la carpintería del marido puede tambien ir tomando forma, es de esta manera como han renacido grandes emprendedores, de los cuales, sin exagerar,  muchos hoy en día son microempresarios. Además de recuperar la estabilidad económica de la familia, lo más importante se recupera la dignidad y por que no decirlo la sonrisa...