ELVIS PRESLEY, el camionero atractivo, el chico rubio de la subyugante Voz negra, EL REY del Rock en todo el Planeta, falleció un Martes 16 de Agosto, hace 39 años. Uno de esos días que jamás se olvidan
ELVIS AARON PRESLEY, nació el 8 de Enero de 1935 en Tupelo, una tierra particularmente arbolada, a mitad de camino entre Birmingham (Alabama) y Memphis (Tennesse) al Norte de Mississippi, United States. Hijo de Gladys “Love” Smith y Vernon Elvis Presley, vino al Mundo 35 minutos después que su hermano gemelo, Jessie Garon, quien nació muerto. El triste destino de su gemelo, fue para ELVIS una espina clavada de por vida en su corazón, un misterio difícil de soportar, un aluvión de preguntas sin respuesta. Nunca entendió porque sobrevivió ÉL y no Jessie. Se preguntó una y otra vez porque fue elegido. Le angustiaba el hecho de haber corrido mejor suerte. Solía preguntarse si su hermano le habría salvado la vida. El escritor y presentador Larry Geller, amigo y peluquero de ELVIS, refiere en uno de sus libros sobre EL REY del Rock&Roll, que apenas lo conoció, le habló de su gemelo muerto, confesándole que, de niño, gustaba de contar, a quien quisiese escucharlo, que tenía un hermano, con quien, por las noches, antes de dormir, mantenía largas conversaciones. ELVIS siempre sintió la presencia de Jessie. Aquel episodio, al comienzo de su vida, influyó por siempre en su mente y su alma. ELVIS creía que debían existir razones poderosas para que resultara así. El porqué, el para qué, eran interrogantes que detonaban su cabeza. ELVIS era un hombre curioso, reflexivo, de intensa espiritualidad. Un suceso semejante no pasaría desapercibido para su alma. Quizás por eso, su mente, muchas veces, estaba a años luz de su cuerpo. Quizás debido a todo eso, su energía desbordaba ampliamente los límites de su ser y conjugada con su talento natural, su enorme carisma, su atractivo físico y su angelada personalidad, multifacética, impredecible, provocó que fuese erigido en REY desde su tierra natal hasta los confines del Planeta.
ELVIS nació en la más inmensa pobreza, hijo de padres llenos de limitaciones, pero con una enorme capacidad de amar. Saltó a la fama, la riqueza y la Gloria, como tocado por una varita mágica, como si el Destino, Dios, los Hados o como gustemos llamarles, realmente lo hubiesen elegido, bendecido, destinado a ser todo eso que fue. Quizás por eso, resultó durante toda su vida y aún resulta, casi cuatro décadas después de su muerte, cautivante para grandes, adolescentes y niños. Tal vez por todo eso, los admiradores de ELVIS, sentimos que hay una “ELVIS Connection” como si se tratara de un mensaje sobrenatural que se percibe con todos los sentidos, con cada centímetro de piel, una comunicación extrasensorial repleta de asiduas “coincidencias”.
Como un ángel o un mágico alien de paso por la Tierra, un día voló de nuevo a su Galaxia. Demasiado joven para morir, demasiado tierno para seguir. Jamás podré olvidarlo: igual que este, aquel 16, fue Martes. Esa mañana desperté muy temprano, como si me hubiesen arrancado del sueño con una fuerte bofetada. Un sentimiento inexplicable, con el que me fui a dormir la noche del 15, había tomado posesión de mí, agobiándome de un modo que sólo había experimentado una vez. Tenía apenas 12 años, no pude unir esa sensación a la otra, hasta después. Atribuí todo mi malestar al hecho de que al día siguiente, feriado, tendría que asistir a una fiesta a la que no tenía ni las más mínimas ganas de concurrir. Recuerdo que me encontraba sentada en una silla, en el extremo Sur del salón principal de mi casa, frente al televisor sin sonido. Mamá tenía encendida la Radio, siempre escuchaba las noticias a esa hora. Acababa de sonar el top de la hora 20:00. Parada a mis espaldas, mi madre alisaba mi cabello. La noche había llegado hacia poco más de una hora cuando mi infancia, que ya agonizaba, recibió el tiro de gracia y cayó muerta en el acto, como con un balazo de cañón en el medio del pecho, a manos de un cable de Telam, el cual anunció que a sus 42 años, habían encontrado muerto en GRACELAND a ELVIS PRESLEY, el REY del Rock&Roll... No sé qué más dijo el locutor. Sin poder procesar aún lo que había escuchado, vi en la pantalla del T.V., esa misma pantalla donde lo había visto por primera vez en mi vida a fines del '75, la imagen de ELVIS. Sentí mi cuerpo endurecerse por dentro, como estaño enfriándose. La parálisis fue total. Ese hombre que tantas cosas había revelado en mí, casi 2 años atrás, cerraba los ojos para siempre, aniquilando todas mis más caros sueños pre-adolecentes: conocerlo, compartir con ÉL un escenario, cantar a dúo “HEARTBREAK HOTEL”, coprotagonizar un film, cenar juntos, quizás besarnos. La noción de la vida y la muerte pasó de hipótesis intangible a la más devastadora realidad. ELVIS no podía morir!!! A quién podía ocurrírsele???? Pero había muerto. Si ELVIS pudo morir, cualquier atrocidad era posible. Todo lo más nefasto asolaba ahora la Tierra, el Planeta ya no era un lugar seguro. Nunca volvió a serlo. Por el contrario, lo descubría obscuro, incomprensivo, por demás hostil. Esa noche no pude dormir. Lloré inconsolablemente durante 5 días sin parar. No comía, no hablaba, sólo lloraba. No conseguía hacer otra cosa. Lloré el miércoles, durante aquella maldita fiesta de cumpleaños de mi cuñada, en todos los rincones en los que pude esconderme escapando de la vista de mi hermano, quien se burlaba de mí. Lloré el Jueves y el Viernes hasta en el colegio. Mis compañeras se reían, mis compañeros me miraban extrañados. Nadie entendía. Para el Lunes siguiente, había conseguido dominar el llanto, restringiéndolo a los recreos y a las horas que podía estar en mi casa. Tal vez ayudó la dura sentencia de mi maestra favorita, a quien comencé a odiar instantáneamente luego de que me dijera: -“Si sigue llorando de esa manera ridícula por un degenerado drogadicto, la voy a hacer echar del colegio!”
Esperé 3 días, pero nada sucedió. No hubo resurrección. No hubo plegaria ni Fe que cambiara lo sucedido.
Los científicos afirman que el cuerpo tiene memoria, en lo personal, creo que es cierto, cada año en este día, en estos días vuelven a mi cuerpo las mismas sensaciones, la misma tristeza, el enfado, la impotencia, la angustia, el sabor tortuoso de irreparable final.
Hoy por hoy, sólo lloro como aquella semana, cada 16 de Agosto.
Mi abuela solía decir, que existen días en que DIOS, también gusta de cortar las más bellas flores de su jardín. Si así fue, sólo espero que, algún día, “IF I CAN DREAM”, vuelva a sembrarlo y nos lo devuelva, en cualquier cuerpo, con cualquier rostro, en cualquier país, porque lo que ÉL tenía, lo que ÉL era, nos resultará fácilmente reconocible esté donde esté y luzca como luzca.
Un beso enorme, dondequiera que estés.
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