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Karla FelixMiembro desde: 03/04/19

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02/04/2019

¿Existe una alternativa regional o solamente local?

A lo largo de las diferentes etapas de la humanidad se ha visto que el progreso a estado ligado directamente al desarrollo. Hoy en día hablar de desarrollo sin considerar a los derechos humanos es imposible, pues estos son de suma importancia en la vida de cualquier persona ya que estos son elementos esenciales que fomentan garantías de justicia y garantías individuales y colectivas. Otra visión más contemporánea es que han resultado en una guía para que las personas puedan vivir con dignidad y se puedan desarrollar desde su propio entorno social, cultural, económico y político. Las características más importantes de los derechos humanos son que estos son irrevocables, intransferibles e irrenunciables, así como universales. Esta última característica es vital para entender el punto de cuestión al que quiero llegar, pues a pesar de que la idea de la universalidad de los derechos humanos, en nuestra realidad mexicana aún hay grandes huecos sobre esta perspectiva en especial cuando de derechos humanos de los indígenas se trata. Hoy en pleno siglo XXI no podemos dejar de lado que el mosaico sociocultural de nuestro país nos ayuda a dar identidad y pluralidad en los esquemas de desarrollo que nos planteamos para nuestro país. Mi propósito con el presente artículo es hacer enfoque a la marginación que reciben los pueblos indígenas, así como dar a conocer la necesidad del desarrollo de este importante sector social.

La importancia de preservar la cultura indígena, las lenguas y los hábitats donde han subsistido diferentes grupos, radica en todo lo que existe que aún se puede aprender de ellos, desde su forma de organizarse, interrelacionarse, usar los materiales hasta recursos naturales. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha funcionado como un hito en la historia de nuestro país. A nivel nacional se han realizado esfuerzos muy específicos para tratar el tema de los derechos indígenas en especial en los Estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca. “El conjunto de medidas adoptadas por el gobierno, abarca además la introducción de servicios como agua y luz eléctrica o la construcción de caminos rurales, han impactado a cerca de 6 millones de los 15 millones de personas de pueblos originarios que habitan en el país, se ha incrementado la construcción de infraestructura en las regiones indígenas del estado, al tiempo que el acceso a educación y salud ha mejorado” (Urrutia, 2017). Aun así, los avances que han sido supuestamente implementados eficientemente por el gobierno han sido nada más que insuficientes para satisfacer la gran demanda de los pueblos indígenas y superar los graves rezagos que prevalecen en este sector de la población. Ahora para hablar de este tema a nivel regional, es forzoso decir que América Latina forma parte de una misma región, en la que los indígenas comparten nuestro pasado, nuestro presente y por supuesto nuestro futuro; es por eso por lo que hoy más que nunca los gobiernos latinoamericanos deben moverse en aras de lograr códigos mínimos de derechos humanos que favorezcan a los grupos indígenas latinoamericanos, pues de esa forma podremos llevarlo a un nivel más alto: el internacional (CNDH, 2018).

Además de ser uno de sus tabúes más profundos, la marginación de las culturas indígenas de México es uno de los grandes problemas al pensar en esquemas de desarrollo. “En 1989 el Convenio 169 de la OIT firmado en Ginebra constituye a un instrumento jurídico internacional actualizado y más exhaustivo que define los derechos de los pueblos indígenas y los principios a los que los Estados, organizaciones multilaterales y otros agentes deberían atenerse” (OIT, 2014). Así mismo, los pueblos indígenas tienen derecho al reconocimiento como pueblo indígena y a sus sistemas normativos, a preservar su identidad cultural y lingüística, a la libre determinación y autonomía, a sus usos y costumbres y al acceso a la jurisdicción del Estado, entre otros. Sin embargo, estos derechos son violados al momento de marginalizar estas culturas. La cultura y el modo de vida de estos pueblos son amenazados cada vez más por la falta de un marco de protección y reconocimiento que las ayude a sobrevivir. Más allá de la carencia de servicios básicos, además del acceso a cuestiones políticas, esta marginación que se les hace a los pueblos indígenas por parte de la sociedad es causada por aspectos sociales cuyos casos son porque no se respetan los derechos humanos; aunque el peor escenario es el completo desconocimiento de estos derechos.

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En la Carta de las Naciones Unidas además de establecer a la cooperación internacional como un eje rector del desarrollo mundial, permitió que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos se dispusiera en sus dos primeros artículos que todos los seres humanos nacen 6 libres e iguales en dignidad y derechos. Partiendo de lo anterior se puede ver que a nivel internacional se han dado algunos avances con relación a los derechos de los pueblos indígenas. Sin embargo, esta noción internacional sobre los derechos humanos no ha sido una prioridad en las agendas internacionales, pues no son un tema atractivo para las grandes potencias mundiales. Siguiendo con la cuestión internacional otro punto importante que se debe generar para que este problema de marginación se vaya solucionando está enfocado a la jurisprudencia; “En 2007 la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Aunque no constituye un documento jurídicamente vinculante…” (CNDH, 2018). Esto puede ser un punto de partida para generar una fuerza moral que ayude a crear jurisprudencia en los Estados con el tema de los Derechos Humanos, tal como pasó con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En nuestro país, como en muchos países latinoamericanos que los derechos humanos existan en los textos constitucionales no son ninguna garantía para que los grupos indígenas gocen de ellos. Debemos estar muy atentos y reflexionar que no podemos excluirlos, pues aunque debemos respetar su multiculturalidad esto no debe ser impedimento para que se les trate de manera diferente. En conclusión, como mencioné anteriormente la mejor manera de procurar el fortalecimiento de los derechos humanos indígenas es a través de prácticas en conjunto con los demás países latinoamericanos, pues solo así se podrá crear una unión. Es necesario tener cuidado en la última aseveración, pues los países antes de unirse deben trabajar internamente para ir mejorando poco a poco la situación. Por último, quiero mencionar que los esquemas de desarrollo no se deben centrar únicamente en el aspecto económico o en el político, sino que también tiene que estar orientado hacia el respeto, construcción y conocimiento de los derechos humanos.

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