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El agua es un problema: cada vez es más escasa y más cara. Esta situación, que puede agravarse, obliga a hacer gala de ahorro...y de ingenio
Las hortalizas son las plantas que más agua necesitan, sobre todo los cultivos de verano como el tomate, la berenjena o el melón.
Para evitar facturas de agua astronómicas, conviene a la vez recuperar el agua de lluvia y explorar otras posibilidades, evitando todo gasto.
Felizmente, diversas prácticas de cultivos permiten reducir las pérdidas por evaporación y aporta a las diferentes especies la cantidad de agua necesaria.
Recuperación del agua de lluvia
La recuperación sistemática del agua de lluvia evita en gran parte -e incluso totalmente en un pequeño jardín de 200 o 300 mº- recurrir al agua del grifo.
Se trata de un ahorro sustancial con una inversión mínima.
Por otra parte, esta práctica economiza las reservas de agua colectivas, a menudo amenazadas en caso de sequía, y contribuye a resolver eventuales dificultades y contribuye a resolver eventuales dificultades de desagüe y evacuación, pues la grandes tormentas plantean con frecuencia problemas a la red pública.
El barril recuperación
La forma más sencilla de recoger el agua de lluvia consiste en colocar un barril cualquiera, o un tonel, bajo la tuberia de desagüe del tejado.
La única modificación que requiere esta instalación consiste en cortar el bajante y colocar un codo de evacuación en la parte baja.
No obstante, hay que asegurarse de que el barril esté bien asentado, a fin de que no se mueva.
Por supuesto, este dispositivo sólo permite regar con una regadera, lo que causa generalmente pérdidas, pues la capacidad del barril no siempre está en consonancia con la superficie del tejado.
Cubas exteriores
Hay muchos modelos de cubas, especialmente concebidas para recuperar el agua, que ofrecen la posibilidad de recoger cantidades importantes: 225l, 500l, o 1000l.
Son de plástico y van provista de una tapa que evita la evaporación.
Tiene un filtro en la entrada para impedir que penetren las hojas muertas y un grifo en la parte inferior que facilita la extracción y donde se puede conectar una mangera y una bomba.
Estas cubas van montadas sobre una base.
Buenas técnicas de riego
¿Cuándo hay que regar?
Evidentemente, no se puede establecer un ritmo para cada hortaliza, puesto que todo depende del clima.
Los viejos jardineros tiene una especie de sexto sentido que les lleva a regar cuando las plantas lo necesitan.
De hecho, algunos signos permiten reaccionar; cierto decaimiento de las hojas en las especies más sensibles, como el tomate, o un aspecto porvoriento y un ligero agrictamiento de la tierra.
En este estadio, ya no hay que esperar.
¿Cómo proceder?
Para evitar que la evaporación sea excesiva, se riega por la mañana muy templano, sobre todo en primavera y otoño, o por la tarde en verano.
En general, es preferible regar profundamente y con menos frecuencia.
En efecto, con riegos superficiales y frecuentes las raíces tienden a quedarse en la superficie y la planta se vuelve más vulnerable a la sequia.
La dosis adecuada para cada planta
Un plantón de lechuga trasplantado una semana antes no requiere tanta agua como una gran achicoria que se va a recoger muy pronto.
Aprenda a regular su muñeca cuando utilice una regadera, en función del desarrollo de cada cultivo, y proporcione solamente media dosis a las plantas jóvenes.
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