Masturbación

Se ha dicho a lo largo de la historia, que la masturbación es un acto inmoral, pues esta impediría que la especie humana se mantuviera viva sobre el planeta por la emisión improductiva de semen en el caso de los hombres. En cuanto a las mujeres se afirmaba que si ellas se masturbaban podrían alejarse de los hombres por preferir autocomplacerse.

En el siglo XVIII al supuesto "daño moral" que ocasionaría la masturbación se añadió el "daño físico". Además de condenar las almas, ocasionaba muchas enfermedades. Se idearon muchos métodos para descubrir a niños y niñas masturbadores, y se crearon remedios en contra de esta práctica. Circuncidaban sin anestesia, usaban guantes ásperos, aparatos especiales que impedían acceder a los órganos sexuales, descargas eléctricas, trataban los genitales con ortigas, o los extirpaban quirúrgicamente.

Prácticamente toda la población sana se masturba desde edades tempranas hasta el final de su vida, si su salud se lo permite

Posteriormente el terrorismo psicológico reemplazó a las otras medidas. Se decía a los niños que si se masturbaban les crecerían pelos en las manos, la cara se les pondría verde, se les secaría el pene o el clítoris, se volverían locos, les saldrían granos en la cara... En algunos países, se comenzó a practicar de forma rutinaria la circuncisión neonatal debido a un supuesto efecto preventivo contra la masturbación y la clitoridectomía a las niñas que eran descubiertas haciéndolo. Esta última se abandonó bien entrados los años treinta, pero la circuncisión neonatal de los varones se sigue practicando.

Sigmund Freud el padre del psicoanálisis sostuvo hasta una edad avanzada que la masturbación adulta era la causa de una de las formas de neurosis conocidas por aquel entonces bajo el nombre de neurastenia, equivalente en la actualidad a la llamada fibromialgia o fatiga crónica.