Tras una   infancia de post guerra y régimen franquista,    ya de adulto, idénticos actores políticos intentaron hacerme creer que el camino a la democracia se llamaba transición, y ahora cuando voy yendo para viejo y su hacer político nos condujo a un asco de país, ante el riesgo de verse desplazados por un verdadero   rival político sus miembros buscan su eliminación, y con ello, la reafirmación de su continuidad en el poder, utilizando en su ofensiva una     planificada estrategia de confusión consistente en asimilar políticas populares con populismo.

Por su forma de hacer política, de plantar batalla contra la   agresión neoliberal   resulta semánticamente incorrecto y políticamente improcedente apuntar desdeñosamente hacia Podemos como referente de populismo, máxime si   los que eso indican son el PSOE y el PP, dos   formaciones que utilizando un discurso saturado de prejuicios ideológicos y políticos intentan impedir por todos los medios que quien lidera un proyecto igualitario y emancipador se convierta en la fuerza alternativa del país.

Y no solo por razones de probada superioridad política, sino también por mayor arraigo ético e ideológico con respecto a estos detractores, cuya fragilidad de valores cívicos e incumplimiento de compromisos sociales demuestran ser poco de fiar, y vaya por delante como ejemplo su engañoso proceder populista, cuando después de declararse   electoralmente defensores del Estado de Derecho proceden en dejación de sus funciones consintiendo la instauración de la dictadura de los poderes financieros.

Resulta un dislate que la defensa de los derechos de una sociedad indignada y crítica y la apuesta por un cambio hacia un modelo más social y democrático, pueda ser constitutivo de censura política por parte de quienes han renunciado expresamente al deber de satisfacer los derechos constitucionales de la ciudadanía; de ahí que la infortunada denominación de populista adjudicado al hacer político de la formación morada por los ejercientes de un degradante bipartidismo no tenga soporte de sustentabilidad, en razón a la total   carencia de fundamento, y por el hecho de ser ellos quien con sus actos han demostrado hasta el hartazgo ser los auténticos populistas del escenario político, y eso es así por mas manipulación interesada que utilice   el poder liberal-conservador y su potente aparato mediático.

Los asiduos al oficialismo político y por tanto defensores del establishment, debieran saber que, por mas campañas de acoso y derribo que utilicen y empleo peyorativo que hagan del populismo como subterfugio, el ascenso electoral de Podemos mantendrá su tendencia ascendente, en tanto, consecuente con su ideario sus miembros mantengan su enfoque dicotómico respecto de las élites, y en correspondencia, se reafirmen en   su dinámica de cambio político hacia un modelo más social y democrático, diametralmente opuesto al insoportable formato de democracia neoliberal dominante

Podemos mantendrá su tendencia ascendente, en tanto, mantenga su enfoque dicotómico respecto de las élites, y se reafirme en su dinámica de cambio político hacia un modelo más social y democrático

Resultando de todo punto hipócrita que quienes por probada falta de diligencia y total ausencia de fortaleza moral, después de embarcarnos en  una crisis global de la que son incapaces de sacarnos, ahora, en su negación como responsables políticos de la misma, tengan la osadía de intentar devaluar la honestidad y cuestionar opciones alternativas de quienes sin tener arte ni parte en la debacle establecen vía de solución en un contexto de racionalidad y sensatez económica, una actitud carente de toda justificación y que por su trasfondo les desacredita por si mismos.

En la actual coyuntura de degradación, por mas fanatismo de reafirmación que proclamen en defensa de su credo, no se atisba ninguna señal indicativa que recomiende apuntalar el dogma neoliberal como continuidad de nuestro futuro económico; conclusión que se hace más patente si evaluamos los perjuicios causados con su aplicación en la calidad de vida y bienestar de la población, y de forma más excedida, en los sectores de las clases populares que expuestos a mayor riesgo  padecen con mas virulencia   la repercusión de sus efectos

Advertir igualmente,   que tras los  ataques furibundos de un amplio sector de los "mass media” contra el formato político que representa Podemos, se percibe un respaldo interesado a continuidad del sistema, y con su carencia de valentía   informativa, ocultando    que por encima de la propia Constitución son los poderes económicos los que imponen al Gobierno las políticas que deben aplicar; silenciando esa realidad, se está impidiendo el degüello de un régimen decadente que es manejado en propio beneficio por tramas corruptas de la  oligarquía financiera y empresarial

Una compleja situación que persistirá en el tiempo mientras el contendiente a batir sea Podemos y la sociedad siga  otorgando credibilidad informativa a esas “estrellas del periodismo” que escriben al dictado   de poder económico que maneja el percal