La sala de clases es sobria y con gran luminosidad, los alumnos nuevos ingresan a esta aula, que los invitan a comenzar una nueva etapa en sus vidas. Todo va de las mil maravillas, hasta que el profesor se presenta frente a todos y les comunica que se deben presentar ante sus pares. Todos se miran como diciendo quien vá a comenzar y de repente se escucha una voz de la última fila, haciendo su presentación e invocando el silencio de los demás alumnos.

Ya ha pasado una gran barrera, la presentación que un poco latosa y llena de ambiguedades nos demuestra, en donde nos encontramos y que vamos a hacer. El profesor muy ceremonioso, se presenta a los alumnos y nos indica de la cantidad de horas que vamos a estudiar, conforme a una malla de estudio que nos presenta en el Telón de la sala de clases.

Ya no existe, el pizarrón, cuanto ha cambiado la forma de estar en las aulas, ahora un proyector que se llama data y se opera desde el asiento de nuestro profesor con su notebook que al movimiento de mouse, nos vá indicando las opciones y módulos de estudio para esta nueva etapa.

Un sacrificio que vale la pena...estudiar

Han transcurrido cerca de 70 horas de clases, muy informativas, bien explicadas y por sobre todo, la participación de los alumnos, que se han preparado en todos los aspectos, para sobrellevar las temáticas de esta etapa de estudio. La prueba final consiste en una charla por alumno, dado un tema al azar por el profesor del ramo.

Ingresamos cerca de 23 alumnos y en el camino quedaron 11 que por diferentes motivos, no pudieron dar término a este curso. La felicidad nos embargó al recibir nuestros diplomas de egreso que personalmente ocupé el primer lugar con nota 6.5, un enorme orgullo personal y satisfacción del deber cumplido y haciendo fuerzas por "gritar" a los cuatro vientos..."nunca es tarde para estudiar..."