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Ya empieza a desaparecer esa coletilla que siempre era aplicada tras el nombre de Mourinho. Hace un tiempo, tan solo unos meses, desde cierto ámbito relacionado con el mundo del fútbol y con el submundo periodístico, tras nombrar a Mourinho siempre era conveniente decir: " El mejor entrenador del mundo ". Desde hace unas semanas lo que antes eran ascuas se van convirtiendo rápidamente en cenizas. Con once puntos de desventaja respecto al Barcelona y con cuatro sobre el Betis, con un vestuario en rebeldía, una guerra continua con la prensa, un presidente en busca y captura, y una grada con desagrado, la coletilla ha perdido el mismo peso que Mourinho. Antes, lo más recomendable era agregar "mejor entrenador del mundo", actualmente lo más razonable es decir que " Mourinho es el mejor entrenador que puede tener el Real Madrid en estos momentos ". Se mantiene el adjetivo "mejor" pero se reduce su ámbito de aplicación, pues se pasa del término mundial al local. Del mundo a Madrid, y de Madrid se reduce al Real Madrid. Mourinho empieza a degradarse profesionalmente al mismo tiempo que va degenerándose su reputación como entrenador. La personal siempre fue inexistente. También comienza a deteriorarse la mascarada de auto-considerarse como un entrenador especial, "the special one" o "the only one". Yo, sinceramente, nunca vi nada de especial en el Mourinho profesional y el tiempo ha terminado por darme la razón. Como todos los entrenadores, sin ninguna especialidad, el luso empieza a saborear la cara amarga del banquillo. Pues como a todos, se le comienza a cuestionar su rendimiento cuando se ha alejado de sus objetivos. Qué tiene de especial o único, absolutamente nada. Ha perdido trece puntos, va tercero en una liga que tiene prácticamente perdida, el Borussia Dortmund le metió un repaso en Champions y el equipo no juega absolutamente a nada. Tras estos resultados y un juego inexistente, Mourinho, como cualquier otro entrenador empieza a ser cuestionado. No hay ninguna diferencia entre él y otros. Si ganas te alaban y si pierdes te machacan . Como ha sido el caso de anteriores entrenadores e igual que ocurrirá con futuros entrenadores del Real Madrid, si lo haces mal, tendrás rápidamente asignado un abogado del club redactando tu finiquito. El proceso previo a la destitución de Mourinho ya ha comenzado, por tanto, no se observa nada especial hasta el momento. A los malos resultados le sigue un tímido respaldo del club, silencio estampa del presidente, división de opiniones en los aficionados, cuatro capotazos de los jugadores, caras serias ante los medios y unas cuantas de portadas anunciando el desenlace sin pillarse demasiados dedos. Nada nuevo en el horizonte, le ocurrió a Pellegrini, lo mismo que a Capelo e incluso algo similar le sucedió a Schuster . Si a unos malísimos resultados le suceden un juego lamentable y un desgaste brutal de imagen, la ecuación también, como al resto, abarca a José Mourinho. Quien antes te defendía ahora te ataca, quien te atacaba te sigue atacando y quien te trataba como un dios ahora lo hace como a un demonio. Así ha sido siempre, así es con Mou y así seguirá siendo. Hay muchas formas de ser diferente a otros y profesionalmente Mourinho no destaca demasiado del resto. Las diferencias futbolísticas entre Mourinho y Benítez o entre Mourinho y el noventa por ciento de los técnicos italianos, es igual a cero. El hecho de que un entrenador como éste conceda una entrevista y se autoproclame como "the only one" o anteriormente "the special one" ya le convierten en una persona diferente aunque mantenga unas capacidades técnicas mediocres. Mourinho es especial únicamente por su faceta dialéctica ante los medios, cosa más ligada al carácter personal que al profesional . Si el entrenador portugués decidiese dirigir los partidos desde el banquillo en pantis rosa, con un tanga verde, los labios pintados de azul y un largo abrigo de bisonte también le convertiría en una persona especial, pero jamás este hecho le transformaría en un entrenador mejor que cualquier otro. Mourinho se asignó a sí mismo el apodo que desprende especialidad, con un carácter positivo. Sin embargo la realidad nos ha demostrado que para nada lleva razón. Lotina es especial por su tristeza, Bielsa por su locura y Joaquín Caparrós por su nerviosismo . Son cualidades personales que pueden influir en el tipo de fútbol que persiguen pero jamás definirán sus logros profesionales y mucho menos resumirán de forma tan simple sus cualidades técnicas. Todo el mundo intenta ser una persona especial y única para el resto, pero el objetivo es serlo por cuestiones agradables y valoradas socialmente. Si Mourinho es especial por ser un grosero, le acepto el término , si se considera especial por ser prepotente, también se lo acepto; si la especialidad reside en el cinismo y la manipulación, evidentemente también es aceptable la acepción; si para Mou ser especial es sinónimo de egoísmo, narcisismo, mala educación, hipocresía y engaño, no seré yo quien se lo niegue. Si Mourinho se considera especial por ser el mejor entrenador, amigo, por ahí no paso yo.