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La expulsión del vocalista, Germaín de la Fuente, dentro de Los Ángeles Negros provocó que muchos seguidores consideraran que la verdadera vida del conjunto ocurrió durante 1967-1974. (Artículo que el autor escribió para el Periódico Puento Al Día, 13 de agosto de 2005: 21)
Siempre se ha señalado que nuestra música nacional es una vulgar copia de lo que se escucha de afuera y que nunca exportamos nada. No obstante, la música chilena relució algo original cuando cinco muchachos de la localidad de San Carlos, cerca de Chillán, experimentaron una música que, no es ni más ni menos, que la fusión del canto del bolero con la música rock. Un sonido muy peculiar, cuyo canto melódico, triste y desgarrador de un vocalista como Germaín de la Fuente se acompañó por músicos que tocaron instrumentos eléctricos como órgano eléctrico, guitarra eléctrica, bajo eléctrico y batería, entre 1967 y 1974.
La historia que me refiero pertenece a Los Ángeles Negros que surge, en 1967, cuando Mario Gutiérrez, guitarra eléctrica, junto a Cristian Blazer, teclado; Federico Blazer, batería; Sergio Rojas, bajo eléctrico y Germaín de la Fuente, voz; ganan un concurso en la Radio La Discusión de Chillán, que los hace merecedores de grabar un single (45 r.p.m.) para el Sello Odeón. Dicha empresa discográfica les pidió un nombre artístico al que los cinco músicos se presentaron como ‘ Los Angeles Negros‘ : una parodia a Pat Henry y Los Diablos Azules. Las giras de este quinteto las comenzaron por San Carlos y sus alrededores, llegando a Santiago, con el fin de radicarse en la capital: una historia similar que le ocurrió a The Beatles, en sus inicios de Liverpool a Londres, en 1962.
En este episodio de la historia musical de Los Ángeles Negros se produjeron dos modificaciones: Nano Concha, bajo eléctrico y Luis Ortiz, batería, serán músicos santiaguinos que ingresarán a la banda, luego que los dos instrumentistas originales se quedaran, en su ciudad natal, debido a decisiones singulares. El resultado musical de esta nueva formación convertirá a Los Ángeles Negros, en un mayor peso, en lo interpretativo, después de grabar: Y volveré y Como quisiera decirte. Estas canciones se popularizaron dentro de Chile, logrando su internacionalización en países como Ecuador, Perú y Argentina. El éxito fue tan arrollador que ocasionó la inspiración a otros grupos nacionales del mismo estilo como: Los Galos y Los Golpes.
Más aún, la música de Los Ángeles Negros fue escuchada en México, en 1971, situación que los masificó por toda Latinoamérica. El éxito siguió siendo impresionante, plasmándose en long plays como: Te dejo en la ciudad, sin mí (1971) o El enviado del Amor (1973). Mientras el éxito musical de Los Ángeles Negros gozaba de un sonido propio, fue el público quien le otorgó toda la virtud a la forma de interpretación de su vocalista, ocasionando las frecuentes fricciones entre el mismo Germaín de la Fuente y el resto de los músicos. Mario Gutiérrez, guitarrista y fundador de la banda, siempre declaró, en sus entrevistas, sobre la abrumadora inseguridad laboral que sufrieron el resto de sus compañeros ante un posible despido de Germaín de la Fuente por falta de afinidad.
Competencia interpretativa al interior de una banda musical
Asimismo, era tan pujante la comunicación entre el vocalista y el público que, perfectamente, podían cambiar los músicos, sin que se notara. Además, De la Fuente hacía y deshacía el repertorio que se incluía en la música de Los Ángeles Negros, en la cual dictaba órdenes, al resto de los integrantes, de cómo se debía tocar los instrumentos y qué tipo de arreglos musicales se debían ocupar. En definitiva, De la Fuente sabía cómo quería que su grupo sonara. El resto de Los Ángeles Negros recuerdan que dentro de las giras, Germaín de la Fuente pedía ganar un poco más de dinero por razones que él encontraba obvias.
En definitiva, todo lo anterior causó la audacia administrativa del guitarrista Mario Gutiérrez que inscribió, en 1974, el nombre de ‘ Los Ángeles Negros‘ a su propiedad intelectual, perjudicando al intérprete de Y volveré, siendo despedido de la banda y no percibiendo hasta, el día de hoy, ninguna ganancia dentro del Derecho de Autor. Una injusticia con letras mayúsculas para la gran mayoría de sus seguidores, pero, simultáneamente, pareciera ser la visible consecuencia que se refleja cuando un vocalista no es el creador de las canciones que interpreta, aunque pueda, incluso, otorgar ‘ la fama y riqueza al resto de los otros músicos‘ . Finalmente, para un gran sector del público, la música de Los Ángeles Negros se terminó cuando Germaín de la Fuente se distanció de la banda, en 1974.
En definitiva, las interrogantes que se desprenden son: ¿No basta con que el intérprete sea la cara visible del grupo musical frente el público, sino que, además, debe componer las canciones para asegurarse un puesto dentro de su instrumento?. ¿Debería haber comenzado, desde el principio como solista, Germaín de la Fuente, para no haber tenido problemas económicos en los Derechos de Autor?. ¿Constituyó el mismo significado musical de Los Ángeles Negros, para el público, cuando fue reemplazado Germaín de la Fuente por Ismael Montes en la voz interpretativa?. ¿Quizás sea este caso en el que la forma particular de un cantante no pueda sustituirse dentro de un grupo musical?