Si bien jamás fui el mejor basquetbolista de todos los tiempos, tuve mi minuto de fama. Fui famoso en mi colegio, todos me gritaban, me conocían, aparecí en un acto frente a la "gran comunidad colegiala". Pero lamentablemente no fue como yo esperaba, ya que gracias a un cagazo mío perdimos un partido y a la postre el campeonato.

No recuerdo el día, el mes, pero si el año, 2010. Era nuestro primer campeonato como colegio. Un cuadrangular, nada del otro mundo, semi finales y final, o eso queríamos nosotros. Al llegar, se nos acercan unas niñas (eran niñas, 9-10 años) junto a una profesora para entrevistarnos, me mandaron al "choque" a mi. Contesté contento, ¿por qué?, porque quería ser periodista y me sentía importante. Preguntaban que sentía llegar a un campeonato y para qué estábamos, en pocas palabras. Lo que dije es obvio, veníamos a ganar y era una de las mejores sensaciones de la vida (tenía 13 años, ¿qué más iba a decir?). La cosa es que el primer partido nos toca un colegio de Las Condes, voy titular, alero por derecha, mi posición en ese entonces. Comienza el partido, saltan los pivots, me llega la pelota, pase a la izquierda, Raúl, nuestro base anota. Triple y empezábamos con el pie derecho.

Resumiendo todo, fuimos arriba en el marcador la mitad del partido. El Profe (profe, porque era nuestro profesor de educación física) quiso poner a los nuevos, chicos que recién ese año entraron al taller. Sacó a 3 titulares, entre ellos yo. Salimos ganando por 10 puntos, una cosa como 25-14, no lo recuerdo bien. Me siento en la banca, y solo pasa un par de minutos cuando ya van 26-23. Enfurecido me levanté y comencé a gritar, a dirigir a mi equipo. El profe me reta y me tengo que sentar, más enojado aún hago lo que mi superior me dice, y al minuto tengo que entrar a arreglar el partido. 4 cambios hizo, de lo que poco sirvió a la postre. Hicimos lo que pudimos, llegamos a estar por sobre el marcador, 32-31 (creo). En un contra golpe, todo acabó para nosotros, la esperanza de "el primer título". Toman el balón, pasan unas 4 veces, llegan al área de nosotros, lanzan y pega justo en el borde, revota y cae abajo de el aro, me acerco yo y dos rivales más altos que yo (yo mido casi 1.70, y en ese entonces era mucho más chico), saltamos los tres y gané por los aires, ¿que hice?, la manoteé hacia el centro del área, error garrafal. La toma un personaje, era macizo, para no decir gordo, tiraba mal, era todo lo que no era yo, lo que ninguno excepto él era... ¿Qué pasó?, toma el revote, lanza, salgo rápidamente a marcarlo, porque mi compañero que debía cubrirlo estaba paveando, quedaban segundos, 5 para ser exactos... llegué tarde, el balón no cae directamente al centro del aro, revota y cae, 2 puntos y victoria para los rivales, frustración y rabia para nosotros.

Me quité la camiseta, compañeros en el piso, otro pegándole a un poste que había, todo se desmoronó y la culpa obviamente caería en mi. Pero no lo era, o quizás si, no lo sé, vean y juzguen ustedes, pero lo que caería en mi no sería nada lindo, abucheo, "bullying", en fin, todo terminó mal para mi, porque, en el taller sería recordado por eso, y no por todo lo bueno que hice, que espero algún día contarlo.

Así fue mi "minuto de fama", horrible, un asco y que espero que no se vuelva a repetir. En el deporte está plagado de historias como esta, un ejemplo cercano es el palo de Pinilla.