La muerte siempre es un motivo de introspección en la familia, más aun cuando se produce de forma inesperada por un accidente o una enfermedad fulminante, pero en todos los casos produce una sensación de vacío, de querer aferrarse a los más cercanos, de desesperación, pero como somos animales de costumbre logramos salir adelante y retomar nuestras vidas, y si bien, el mundo sigue girando y uno no comprende como otras personas pasan sin mayor preocupación por nuestro lado, es absolutamente necesario vivir el duelo a cabalidad, para evitar de esta forma cualquier tipo de patología que pueda desarrollarse a futuro.

Es conocido que siempre en la familia hay alguien que se hace el fuerte y continúa como si nada hubiera pasado, pero es seguro que por dentro lleva, en el mejor de los casos, pena, llegando a sentir rabia, frustración e impotencia, lo que se demuestra finalmente en actitudes en ocasiones hasta irracionales, haciendo que los más cercanos decaigan y entren en un circulo del que es cada vez más difícil salir. Es por esto que hay especialistas capaces de ayudarnos a superar perdidas tan dolorosas como la de un hijo, siempre se ha dicho “son los hijos los que deben enterrar a sus padres y no a la inversa”, pero nadie tiene la vida asegurada, y si por algún infortunio tenemos que pasar por esto, lo más sano es compartir nuestros sentimientos, no guardarnos lo que pensamos, gritar si es necesario, llorar hasta quedar agotados, sacar la rabia teniendo siempre claro que no estamos solos en esto y que hay muchos que han pasado por lo mismo.

Es bueno tomar experiencias, consultar otros casos y apoyarse en los pares

Es bueno tomar experiencias, consultar otros casos y apoyarse en los pares para hacer mas llevadera la aceptación, la asimilación de nuestra nueva vida sin una parte importante de ella, pero no por esto menos importante o trascendente.