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Campaña y políticas sobre profesores Aug. 21, 2009
Campaña y políticas sobre profesoresAug. 21 , 2009 5 Comments
En las últimas notas me he ocupado de proponer algunos temas en el marco de la campaña electoral. Siguiendo en esta perspectiva quisiera ahora decir algo sobre las necesarias políticas relativas a los docentes, uno de los aspectos que han sido más subrayados el último año.
Se ha repetido una y otra vez que sin buenos profesores y profesoras no hay buena educación. Se trata de una obviedad, pero hay que insistir en ella para darle el lugar y centralidad que le corresponde en las políticas para mejorar la educación.
Hemos escuchado propuestas de gran interés para contar con docentes cada vez más comprometidos y mejor preparados. Muchas insisten en un piso indispensable: la urgencia de "valorar" socialmente la profesión docente. Se ve necesario reformar el Estatuto Docente para hacerlo más flexible y para dar lugar a una carrera docente que premie la dedicación y el trabajo bien hecho. Mirando para adelante se visualiza la posibilidad de dar buenos apoyos económicos a los y las jóvenes talentosos que quieren estudiar pedagogía, así como mejorar substancialmente los salarios docentes comenzando por los de quienes se inician.
En este marco se ha estado trabajando en el mejoramiento de la formación docente. Un antecedente pionero fue el Programa de Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente, sostenido por el Ministerio entre 1997 y 2001, en el que participaron 17 universidades que forman profesores. Esta iniciativa puso el tema y generó la inquietud, lo que ha dado lugar a un estimulante proceso de revisión de las estrategias de formación en la mayoría de las carreras de pedagogía del país.
Campaña y políticas sobre profesores Aug. 21, 2009
El año pasado el Ministerio dio comienzos a una nueva iniciativa: el Programa Inicia. Este comenzó con una evaluación diagnóstica voluntaria de los egresados de las carreras de educación básica, que se repetirá a fin de 2009. Para participar en esta evaluación este año se han inscrito 43 instituciones lo que representa más de las tres cuartas partes de las instituciones que dan carreras de pedagogía. Además, Inicia está finalizando la definición de los estándares disciplinarios y pedagógicos que deberán orientar la formación pedagógica y anuncia, para 2010, un fondo de proyectos al que podrán concursar las escuelas de educación para mejorar sus acciones y propuestas.
En este contexto se ha quedado atrás una redefinición de la idoneidad docente que es urgente para poder reorientar la formación docente. El tema fue mal tratado por la LGE a nivel de educación media. (Ya hemos hablado del famoso artículo 46.g que extiende la idoneidad en educación media a cualquier titulado de una carrera de ocho semestres). Ahora bien, la idoneidad en media concentró la atención y no se discutió la caracterización de la idoneidad en educación básica y parvularia, la que se mantiene referida solo a la posesión del "titulo de profesional de la educación del respectivo nivel".
¿Qué significa esto? Tomemos el caso de básica que es el más grave y extremo ya que el título del nivel habilita para ejercer desde primero básico a octavo año, en cualquier asignatura. Formar a un profesional de esta amplitud es prácticamente imposible. Los contenidos disciplinarios implicados son muy variados (por de pronto: lengua materna, matemática, ciencias sociales y ciencias naturales) y la profundidad que supone su dominio es amplio (se está enseñando estas materias a niños de seis años, pero también a adolescentes de 14). Los conocimientos y las destrezas pedagógicas y didácticas que se deben desarrollar también son enormes. Se ha hecho esfuerzos por limitar, por dar "menciones". Pero esto solo significa que este profesor o profesora ha recibido una formación que ha prestado una atención preferente a ese aspecto, sigue pudiendo ejercer en cualquier asignatura de los ocho años de básica y, por tanto, las instituciones formadoras tienen que seguir intentando una formación, por somera que ella sea, para todas estas funciones.
Este es un tema cuya resolución requiere de la regulación del estado. Por supuesto que hay que discutir, oir, preveer y prepararse para la nueva estructura que, al reducir la educación básica a seis años, cambia los términos del problema. Habría sido lógicamente mejor comenzar por esto y después trabajar sobre los estándares, pero a lo mejor la misma existencia de los estándares permite definir mejor cuántas carreras se requieren en básica.
En todo caso ya podemos empezar a pronunciarnos entre diversas alternativas para enfrentar lo que viene: