El viernes 15 de octubre fue una jornada de lucha del pueblo italiano contra el restrictivo pase sanitario.

Multitudinarias manifestaciones tuvieron lugar en Roma, Génova, Borgoña, y otras de las principales ciudades italianas donde el pueblo hastiado de las restricciones fascistoides ha salido a repudiar la implementación del "Pase Verde" que prohíbe trabajar y circular libremente a quienes no se hayan vacunado con las inyecciones experimentales del "COVID-19".

Tras el anuncio del Gobierno italiano de extender el uso del Pase Verde y hacer obligatorio el certificado COVID-19 para todos los trabajadores, miles de ciudadanos han protestado en las calles de Roma, Milán y Trieste. Las autoridades italianas han anunciado recientemente que a partir del 15 de octubre, todas las personas que trabajen en los sectores público y privado deben poseer el Pase Verde, que es una extensión del Pasaporte Digital COVID-19 de la UE. Aquellos que se nieguen a recibir la vacuna y no puedan presentar un resultado negativo de la prueba, un certificado de recuperación o de vacunación que indique que el titular ha sido completamente vacunado contra la enfermedad COVID-19, serán suspendidos y correrán el riesgo de no cobrar después del quinto día, informa SchengenVisaInfo.com.

En cuanto a la extensión del pase, el ministro de Salud italiano, Roberto Speranza, dijo que para hacer del país "un lugar más seguro" y aumentar las tasas de vacunación, las autoridades han decidido extender el requisito del Pase Verde a todos los trabajadores. independientemente del sector en el que trabajen. Sin embargo, los ciudadanos italianos que están en contra de la vacunación han desaprobado tales reglas. Han dicho que usar la vacuna COVID-19 como condición para poder trabajar y acceder a la mayoría de los lugares va en contra de los derechos humanos fundamentales, al tiempo que resaltan que sus derechos y libertades civiles están siendo comprometidas. Aunque vacunarse completamente contra la enfermedad del Coronavirus no se ha vuelto obligatorio para los ciudadanos del país, los italianos y los viajeros de otros países aún deben tener un certificado de recuperación que indique que se han recuperado del virus durante los últimos seis meses o un resultado negativo de la prueba COVID-19 que se haya tomado dentro de las últimas 48 horas para poder ingresar al país.

Sin embargo, dado que tomar una nueva prueba de COVID-19 cada 48 horas es bastante costoso y las vacunas no han probado ser eficaces ni seguras, los manifestantes no apoyan la decisión del Gobierno. Por el momento, el Pase Verde Italiano es obligatorio para todas las personas, incluidos los turistas, que quieran acudir a cualquiera de los medios de transporte público como aviones, buses, ferries, entre otros. El pase también es obligatorio para todos aquellos que quieran acceder a restaurantes, bares, cines, teatros, eventos deportivos, museos, piscinas, parques de atracciones, gimnasios, conferencias, reuniones y muchos otros lugares.

Antifascistas italianos compararon el pase verde con las leyes de segregación de la Alemania Nazi: ahora los "no vacunados" serán los nuevos excluídos sociales en la "Nueva Normalidad"

Anteriormente, la Agencia de Salud de la UE reveló que la situación del COVID-19 había mejorado significativamente en Italia, lo que sugiere que otros países aliviarían sus restricciones de entrada contra los viajeros italianos.

Según las cifras del Centro Europeo para la Prevención de Enfermedades (ECDC) publicadas el 30 de septiembre, Italia ha registrado menos de 50 casos de infección por cada 100.000 habitantes durante los últimos 14 días.

Por otra parte, los trabajadores portuarios de las localidades de Trieste y Génova manifestaron su rechazo total al "Pase Verde", realizando medidas de fuerza en las que si bien permitieron el paso de personas, no permitieron el paso de mercancías por el puerto, en repudio al pase sanitario que restringe la libertad de los trabajadores que no quieren arriesgarse a sufrir los efectos adversos de las vacunas experimentales transgénicas de ARNm.

En la ciudad de Turín fueron los profesores y estudiantes universitarios los que tomaron los establecimientos educativos en protesta contra el apartheid sanitario, mientras que en la capital los antifascistas compararon el pase verde con las leyes de segregación de la Alemania Nazi que obligaba a portar una estrella de David amarilla a los judíos para identificarlos, de la misma manera que ahora los "no vacunados" serán los nuevos excluídos sociales en la "Nueva Normalidad".

Trabajadores portuarios de Trieste y Génova no quieren arriesgarse a sufrir los efectos adversos de las vacunas experimentales transgénicas de ARNm