¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Mauricio P escriba una noticia?
Esta afección se conoce con el nombre de onfalitis y aparece en el recién nacido cuando el ombligo aún puede estar húmedo o bien puede volver a supurar e inclusive sangrar. Los síntomas son, además de lo citado anteriormente, enrojecimiento de la zona, hinchazón y mal olor, y es causado por una higiene no correcta o por contaminación del cordón umbilical. El ombligo es la cicatriz que queda después de la caída del cordón umbilical y esta depresión de la piel, puede enfermar siendo que el médico procede a cauterizar o bien aplica el tratamiento que crea conveniente.
Las onfalitis suele ser más común en bebés que presentan una deficiencia en su sistema inmunológico o que se encuentran hospitalizados (caso de los bebés prematuros) y son tratados con procedimientos del tipo más invasivos. Por lo tanto los lactantes enfermos con otro tipo de infecciones como por ejemplo neumonías o cualquier tipo de inmuno deficiencias, poseen un riesgo más elevado de contraerla. Los bebés con sistemas inmunológicos fuertes, pueden contraerla en el caso de haber tenido un nacimiento largo o se complicó por infección de la placenta o bien han tenido un catéter umbilical.
La mejor prevención para evitar la aparición de la onfalitis, es previniendo dicha enfermedad con una buen higiene del cordón umbilical y dentro de esto, cabe destacar la importancia de mantener dicho cordón en todo momento seco y prestar mucha atención cada vez que se cambia el pañal, que no quede resto de materia fecal ni de orina en la zona.
El tratamiento a seguir se hará según la prescripción médica o bien, una o dos veces en el día, se limpia la zona con alcohol a 70 volúmenes o cualquier otro tipo de desinfectante apropiado y luego dejar secar o bien secar con gasa. Si hace calor o es verano, es conveniente dejar al aire libre la zona pero cuidando que si el bebé se orina y moja la zona, de repetir la operación. Cabe destacar que el alcohol, si se utiliza durante muchos días, también puede llegar a irritar la piel del bebé, por lo que no conviene usarlo más de tres días. Si pasado o concluido este plazo, el ombligo aún presenta síntomas, es vital que lo vuelva a ver el profesional o pediatra tratante.
Por razones totalmente comprensibles, las madres sienten miedo en el momento de manipular el cordón umbilical ya que piensan que el bebé siente dolor; nada más lejos de la realidad ya que este es tejido muerto y si el lactante llora es por otra razón como por ejemplo, siente frío en el momento de que lo están higienizando. Por dicha razón es vital comprender la importancia de realizar sin ningún tipo de temor, una correcta higiene del cordón umbilical para prevenir dicha inflamación y sus consecuencias posteriores.
Gabriela Nari | Editora de Suhijo.com