El 3-1 sobre Ñublense hizo que el Monumental entero se relajara. Muchos soltaron las presas contreñidas, otros liberaron humores atascados. Ezequiel Miralles optó un alivio del tipo ovoidal, al agarrarse el habitáculo de la semillita masculina para festejar la tripleta, que él timbró.

"Fue un desahogo conmigo mismo, porque dimos vuelta un partido difícil. Lo dimos vuelta con huevos, nada más y el gesto es para mí, no para la gente", explicó, al principio dicharachero, ya que "me da un poco de risa que los medios le hayan puesto tanto color".

Pero le pusieron. O sea, no la prensa, sino el Tribunal de Penalidades, que dirige Ángel Botto. "Si hay un gesto que transgreda podemos actuar", dijo el abogado, confirmando dos cosas que podrían, en una de esas, hacer que el alivio sea para la "U" ahora. Porque "Súper Mirage" el año pasado la dejó fuera de la final del Apertura con una tripleta aún inolvidable en Viña para los evertonianos.

El 3-1 sobre Ñublense hizo que el Monumental entero se relajara. Muchos soltaron las presas contreñidas, otros

La primera es que aunque el árbitro Álvaro García no informó del "Pato Yáñez" de la discordia, "sí podemos actuar de oficio". La ley del fútbol dice que, en tal caso, el jugador sería citado a cantar sobre cuál de los dos se agarró primero o si fue un gesto técnico perfecto.

Eso sí, la citación sería para el martes 6 octubre. Así que ahí Miralles jugaría el sábado. Pero pasó otro detallito, ya que hasta hoy el juez García puede rectificar el informe, por lo que Miralles colgaría de uno de los mismos que se sobó.

También podría ser que alguien denunciara el "gestotículo" para que la luma llegara de una. Y "Sam" Bravo", golero de Ñublense, avisó que "si el gesto fue para nosotros, es una falta de respeto y debe ser sancionado". ¡Rudo!

Mientras tanto, Miralles insiste en su inocencia. "Si tengo que ir al tribunal iré, pero no me puedo perder el clásico por esto, porque los huevos eran para mí".