¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Galdo Fonte escriba una noticia?
La incorporación del ministro de Guindos a la cúpula dirigente del Banco Central Europeo es reflejo de la omnímoda hegemonía que ejerce el poder financiero sobre la economía, y de la absoluta incapacidad política para desempeñar el control democrático de la misma
Glosada en sus justos términos la democracia española no pasa de ser una denominación conceptual sin proyección ni alcance real, y todo porque en coincidencia con su instauración, entró en escena el neoliberalismo, que por su condición de realidad antagónica impidió desde el primer momento el funcionamiento efectivo de esta, por cuanto, los grupos de poder económico que lo conforman, en propia ventaja fueron los que impusieron las reglas de juego imposibilitando con ello que la acción política respondiese a la voluntad y a los intereses de la ciudadanía.
Realidad que expresa con toda crudeza la prescripción de la función social de la democracia como consecuencia del control creciente y preferente de la actividad política por parte del establishment financiero.
Buena muestra de tal percepción es la presentación de la candidatura de Guindos para la vicepresidencia del BCE, pues con tal objetivo lo que el Presidente Rajoy viene a renovar es la apuesta de su Ejecutivo por la continuidad del neoliberalismo y el refrendo a las directrices de la Troika.
Nadie mejor para afrontar tal cometido que el candidato propuesto, al tratarse ni más ni menos, que del ex director en España y Portugal del quebrado banco de inversión Lehman Brothers, y por consiguiente, del más acérrimo defensor el dogma neoliberal, como testifica su prusiana disciplina en la aplicación de las políticas de recortes, la regalía del rescate de la banca o el "milagro de recuperación económica" a base de acentuar la precariedad laboral, cuyas prácticas han ubicado a un tercio de la ciudadanía en riesgo de exclusión social, a la par de incrementar la desigualdad entre los más ricos y los más pobres
Es por eso que la propuesta de promocionar al ministro de economía no debe causar mayor sorpresa, por ser norma extendida que desde los centros de poder del neoliberalismo se sitúen piezas de su órbita en la dirección ejecutiva de los Estados y de sus instituciones, tal es así que en el marco de nuestro ámbito no solo fue recompensado el ahora postulado De Guindos con la máxima responsabilidad de la economía del país.
Pues siguiendo idéntica norma, gran parte de los cometidos económicos del actual gobierno del PP son desempeñados igualmente por gente que proviene de agencias de calificación o grandes corporaciones empresariales, que no son otras, que las mismas que con sus prácticas están maniobrando permanentemente con la única finalidad de socavar la estabilidad del país para así acrecentar sus beneficios.
Al parecer hay quien no llegó a entender que el neoliberalismo es andrógino y que su única patria es el dinero
Se debe entender por tanto, que el desembarco de Guindos en la cúpula del Banco Central Europeo (BCE) más allá de un ascenso añadido a su carrera profesional, es una estrategia diseñada expresamente desde el establishment con la finalidad de reforzar el dominio neoliberal en la entidad que gestiona la política monetaria de la Unión Europea, y así desde esa institución autónoma, exenta de control democrático, seguir campando a sus anchas e influyendo como hasta ahora en la operativa política de la UE, en línea a potenciar la primacía de los poderes económicos y financieros en contra del desarrollo social de los pueblos y así hacer prevalecer que la austeridad soportada por la mayoría sea la opulencia de ellos mismos.
El modelo económico apadrinado por el neoliberalismo no solo ha dado al traste con el Estado del Bienestar sino que ha demostrado con creces ser inservible como solución a la crisis de su propia cosecha, hasta el extremo, que su aplicación lejos de aportar soluciones está conduciendo al país a una situación económica que no es sostenible ni económica ni políticamente; y eso ocurre porque la mayoría de las instituciones de la UE, depreciando la defensa la ciudadanía han pasado a representar en exclusiva los intereses de los grandes emporios empresariales.
Siendo especialmente significativa la actitud del Banco Central Europeo cuyas enrevesadas prácticas financieras son una expresión evidente de cómo lo público está sirviendo esencialmente para satisfacer interese privados.
Al parecer hay quien no llegó a entender que el neoliberalismo es andrógino y que su única patria es el dinero ; ello viene a cuento a fin de interferir en las deslavazadas opiniones manifestadas desde el foro político sobre la nominación del candidato De Guindos, y la disparidad entre los que divergen de su postulación aduciendo motivaciones de género, o los que refrendan la misma por coincidencia de la identidad patria, sin reparar que el problema no es el designado sino lo que porfiadamente defiende y representa
Para entender la motivación de su ascenso hemos de analizar el proceder de sus valedores, para quienes los intereses económicos prevalecen sobre la acción política en razón a que la especulativa del dinero no tiene ideario, y ello obedece al mínimo rol que la política desempeña en la gobernanza del Banco Central Europeo que en su defecto está controlado mayoritariamente por un staff de marcada trayectoria neoliberal, y en esta tesitura, De Guindos cumple con todos los requisitos habidos y por haber para cumplir a la perfección la función de relevo y garante de la continuidad del sistema.
Todo este despropósito se produce con la escandalosa complicidad de las formaciones políticas PP y PSOE, por su renuncia expresa a ejercer el control democrático de la situación y haber puesto en manos del poder financiero el futuro del país