En nuestra infancia escuchamos a nuestros padres o abuelos hablar del riesgo que corríamos si pasábamos por debajo de una escalera, o los siete años de mala suerte que nos podían tocar si se nos rompía un espejo, si un gato negro se aparecía frente a nosotros, y si nos barrían los pies, bueno, en ese caso tendríamos la soltería garantizada. Si un salero o una tijera se pasaba de nuestra mano a la de otra persona, la pelea era segura;inclusive, aún se mantiene la costumbre de que el novio no puede ver el vestido de su futura esposa porque es "pavoso", imagínese si esto ocurre accidentalmente, ya usted contrae nupcias pensando que algo malo ocurrirá durante su matrimonio, y más allá, puede que cualquier desaveniencia con su pareja, sea achacada a los metros de tela que usó en su boda.

Lo anterior ha formado parte de la cultura latinoamericana a través de los años, sin embargo, la formación académica, la lectura y otros, han ido desvaneciendo poco a poco esas creencias en cada uno de nosotros aunque aún quede algo de dudas al respecto, y, para "evitar posibles inconvenientes, pasemos por un costado de la escalera, traigamos pensamientos positivos si vemos un gato negro, y en ocasiones, "cancelemos y transmutemos" que algo negativo ocurrirá.

Mi amiga Luisa me contaba en días pasados, y ello me motivó en parte a escribir esta líneas, que cuando ella era una niña e iba a dormir, pensaba a veces que sus juguetes podían cobrar vida, lo que ocasionaba que una vez que cerraba los ojos en la noche, no los abría hasta que percibía que había salido la luz del día, y ante el más mínimo ruido, se aseguraba de que sus pies quedaran a buen resguardo bajo la cobija para evitar que alguien del mas allá viniera a tocarlos, recriminándole alguna falta que ella hubiese podido cometer durante el día.

En nuestra infancia escuchamos a nuestros padres o abuelos hablar de los siete años de mala suerte que nos podían tocar si se nos rompía un espejo

Ahora bien, ¿qué se supone que puede tener que ver el estrés con todo esto?. Si crecemos escuchando constantemente que elementos mágicos, escobas, gatos, espejos, escaleras, pueden resultar una amenaza para nuestro éxito, nuestro matrimonio, y nuestro desempeño en general, añadimos de manera involuntaria ingredientes para que el estrés, sea nuestro fiel compañero.

Cómo lo mencioné en mi artículo anterior sobre la ansiedad y la generación X, el estrés, además de ser causado por la dinámica de nuestra cotidianidad, en parte, nos fue involuntariamente enseñado.

Con mucho respeto a la cultura popular...