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Estrés, bocinazos, caída del pelo y ceño fruncido son algunos de los síntomas que presentan personas disconformes con su profesión. Y son millones, claro, pero también son muchos los que sí están satisfechos
¿Cómo sería despertar cada mañana con elmejor de los ánimos, lleno de energía y con la certeza de que realizamos el trabajo que más nos complace en el mundo?
Según la segunda versión del Estudio Zoom al Trabajo, de la consultora Visión Humana, sólo un 56 % de los chilenos está contento con su trabajo. Son muchos los que se ven expuestos a una serie de presiones que van desde el momento en que abren los ojos hasta que los cierran.
Pero hay personas que tienen ocupaciones realmente envidiables. Tanto, que no parecen obligaciones y hacen que uno se pregunte “¡¿cómo, además les pagan por hacer eso?!” Ellas ganan un sueldo por estar catando chocolates todo el día, o por probar camas exquisitas en hoteles lujosos.
Tener un empleo en algo que dé satisfacción es posible. Al parecer, hay que tener convicción, esfuerzo y paciencia para lograrlo.
Alejandra Larenas: Delicias cotidianas
Entre chocolates, el aroma de un exquisito vino, aceites de oliva y a veces un buen puro, vive Alejandra Larenas, directora de la Escuela de los Sentidos. “Yo siempre he trabajado en cosas que me gusta hacer”, dice esta diplomada en marketing. “Uno tiene que estar lo más contento posible con lo que hace, porque estás más del 80 % de tu día trabajando, entonces es algo súper importante”. Está casada con el sommelier Pascual Ibáñez y juntos fundaron este centro donde les enseñan a diferentes empresas a saborear sus propios productos. Parte de sus labores consiste en asistir a degustaciones en Chile y también en el extranjero. Para ella, su trabajo ha pasado a ser una forma de vida. Riendo, cuenta que sus niños, incluso, se dan cuenta si un aceite está o no bueno. Alejandra recalca que catar es algo cotidiano: “Todos conocemos la diferencia entre el olor a plátano molido y el de una cáscara de plátano, pero no le ponemos atención”.
Helen Kouyoumdjian: Con pinzas detrás del placer
¿Cómo será probar los distintos servicios de diferentes hoteles de lujo a lo largo de Chile? Esto es parte del trabajo que realiza Helen Kouyoumdjian.
Con la experiencia de trabajar años en una reconocida cadena de hoteles y en otros más como gerente de la Corporación de Promoción Turística, esta empresaria decidió, junto a una socia, crear su propia consultora, MarkeTek, dedicada a medir servicios y auditoria operacional hotelera.
Como directora de la empresa, por lo menos una vez al mes le toca tomar su maleta para degustar todos los placeres que da un buen hotel. Acompañada de un lápiz y un papel, anota detalle a detalle la calidad del servicio ofrecido. Ella cuenta que su medición incluye desde la reserva por teléfono, hasta los transfer, comida, botones, sábanas, baños, spa, tour y todo cuanto sea posible de calificar.
Estrés, bocinazos, caída del pelo y ceño fruncido son algunos de los síntomas que presentan personas disconformes con su profesión
Mes a mes, Helen se deleita con todas las posibilidades de placer que ofrece un hotel a sus clientes. Lugares como la Isla de Pascua, la Patagonia y San Pedro de Atacama son parte de sus destinos habituales.
Marie Arana-Urioste: Hechizada por los aromas
Alejada del ruido de la ciudad y en medio de un frondoso y multicolor prado, del que emergen variedades de olores como el relajante aroma de la lavanda, la calidez del jazmín y la frescura del naranjo, Marie Arana-Urioste tiene Herbarium, un jardín en las alturas de Peñalolén. Ahí cultiva una variedad de especies aromáticas y medicinales, con las que elabora sus propios productos. Este verdadero paraíso nació en 1984, luego de que Marie se negara a formar parte del ajetreo constante de Santiago. Sin tener mayores conocimientos más que su propia motivación y dedicación, su idea creció hasta convertirse en un negocio rentable. Marie cuenta que más allá de ser una fuente económica, recibe paz, armonía mental y emocional. “Trabajar con la naturaleza es un dar y recibir, algo realmente gratificante. Me aporta cariño, descanso, conexión, aromas, compañía, espiritualidad y generosidad.”
Maribel Guevara: "Me pagan por ver películas todo el día"
A Maribel, qué suerte, le pagan por ver películas. Y todo fue por gracias al amor. Nació y vivió toda su infancia en Quito hasta que un día, bailando en una fiesta popular en honor a la Virgen de Guadalupe, conoció a un “gringo”, el profesor Ted Miller.
Rápidamente se enamoraron y se fueron a vivir a Washington D.C. El 2005 se fichó como voluntaria del Festival de Cine Ambiental. Hoy está contratada y ama su trabajo, que consiste en buscar películas y ver documentales. “El año pasado fui a Toronto y a Colorado a dos festivales de cine con todo pagado, para pasarme todo el día y la noche viendo películas que me parecieron increíbles”. Ella está consciente de la suerte que tiene: “Es importante estar a gusto con lo que haces porque si no, puede afectar tu vida en general, tus ánimos, tus energías y tu creatividad”. Lo que más le gusta de su empleo es la flexibilidad: puede hacer otras cosas, tiene tiempo para su familia, le pagan tres veces más que el sueldo básico en esa ciudad y posee todo el verano libre para viajar: “Trabajo de septiembre a mayo, es increíble”.