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Los descubrimientos del mañana dejarán muy atrás a los de hoy día. Pero para que los hijos y sus descendientes lleguen a mayores alturas en la vida social que la que los que ya han vivido han alcanzado, es necesario que partan de bases mejores que las de hoy
Los que ya han llegado a la edad adulta saben que el hombre no ha hecho mas que arañar el vasto y rico campo del conocimiento , y que los frutos que se han cosechado son bastante pocos.
Los Descubrimientos del mañana dejarán muy atrás a los de hoy día. Pero para que los hijos y sus descendientes lleguen a mayores alturas en la vida social que la que los que ya han vivido han alcanzado, es necesario que partan de bases mejores que las de hoy, y entren en el futuro con menos temor, menos incertidumbre, menos vacilación que los adultos de ahora.
El mundo le abre paso al joven que sabe adonde va y que se propone llegar a una meta. El mejor modo de ayudar a los jóvenes, a quienes toca acabar tantas cosas que los hombres de hoy apenas han iniciado, y hacer del todo tantas no iniciadas aun, es darles toda la oportunidad posible de desarrollar las tres cualidades que mas necesitan en su labor restauradora y creadora: perspicacia, imaginación y valor .
La perspicacia les servirá para ver las cosas tal cual son en realidad, la imaginación , para idear cosas posibles, deseables, que aun no existen, el valor para emprender resueltamente la realización de estas creaciones de la i maginación . A fin de cultivar la perspicacia , o clarividencia, es ante todo necesario que el niño se acostumbre a pensar por si mismo.
El niño es por naturaleza un explorador, y se les debe alentar y estimular esta tendencia a la investigación . De importancia también es dejar a los niños que hagan las cosas a su modo, en vez de tratar de obligarlos a hacerlas al de los mayores. En la mayor parte de los casos, si el de sus mayores es mejor, ellos mismos verán porqué.
Cuando se dirige la atención del niño a las muchas cosas que están aún por hacer de nuevo, al absurdo del hambre en medio del despilfarro, a los inventos y Descubrimientos que el futuro guarda en su seno, es necesario hacerles sentir que el mundo del mañana le ofrecerá abundantes oportunidades de hacer cosas útiles y grandes y contribuir al progreso y bienestar de la especie humana.
Cada vez que un joven tropieza con alguna dificultad seria y la vence, le crecen y se le fortalecen las alas. Cada vez que escoge un camino y se lanza por el resueltamente hacia un fin determinado, acreciente su confianza en si mismo y su valor .
El niño es por naturaleza un explorador, y se les debe alentar y estimular esta tendencia
Existen dos clases de valor . Uno es el impulso, repentino, instintivo, de resistencia, causado por la aparición igualmente repentina de una dificultad inesperada. El otro es la resolución premeditada y persistente de triunfar de un obstáculo después de varios fracasos.
Muy a menudo, la mayor dificultad con que tropiezan el descubridor es la de convencer al mundo de que en realidad han inventado o descubierto algo que valga.
Cuantos Descubrimientos de gran trascendencia se han malogrado porque a quienes los realizaron les faltaron valor y perseverancia suficientes para hacerlos reconocer y aceptar.
No hay que engañar a los muchachos. El joven que se da cuenta de esto sabrá lo que naturalmente le espera, y no se acobardará ni desalentará con el primer obstáculo que encuentre al intentar abrir nuevos caminos.
Otra cosa que se les tiene que enseñar a los jóvenes es el gran valor del tiempo de que disponen, que es su mayor riqueza. Los hombres y mujeres que han sabido usar provechosamente sus ratos desocupados, han influido profundamente en la historia de la humanidad .
Los muchachos a quienes sus padres no enseñen y acostumbren a prepararse para el futuro , y a consagrar parte de su tiempo desocupado al trabajo serio y útil, que contribuya a completar aquella preparación, no se contarán entre los iniciadores, reformadores ni innovadores del mañana.