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¿Dónde me coloco un piercing?. Esta pregunta se la hacen muchas personas a las que les gustaría llevarlo
Marial 13-03-2012
Lo primero que debes de saber son los riesgos a los que te puedes enfrentar. En el 20% de los casos según un estudio publicado en American Journal of Clinical Dermatology, se producen infecciones.
Lo ideal es informarse más sobre las repercusiones que puede tener para la salud. No se trata de no utilizarlo, sino de prevenir.
Anne Laumann, Profesora de Dermatología estadounidense y su equipo han hecho una revisión exhaustiva en la que además de confirmar cuales son las complicaciones más habituales: sangrados locales e infecciones, han observado otras, aunque más raras, que entrañan mayor riesgo.
Se han Registrado dermatitis de contacto, hemorragias, daños en los nervios, hepatitis, endocarditis (infección del endocardio) y abscesos cerebrales (infección en el cerebro).
Estos problemas pueden aparecer o no dependiendo de la experiencia de quien los pone, de la higiene del procedimiento, de los cuidados posteriores, de los materiales que se usen, y sobre todo de las zonas del cuerpo en la que se coloquen.
Según los expertos, los piercings que más complicaciones generan son los de la lengua, los labios y los genitales.
Los piercings en la boca causan numerosas lesiones bucodentales: inflamación, dificultades para masticar y hablar, alteración del gusto, aumento de la salivación, infecciones y reacciones alérgicas, así como dolor. Sobre todo cuando se inserta en la lengua, existe un gran riesgo de hemorragia, ya que la lengua contiene muchos vasos sanguíneos.
Según los expertos, los piercings que más complicaciones generan son los de la lengua, los labios y los genitales
La boca además es un foco permanente de bacterias y sarro que se acumula alrededor del piercing, se inflaman los tejidos de alrededor y producen halitosis. En la nariz las infecciones son muy frecuentes, y muchos usuarios han necesitado después cirugía para recomponerla.
En cuanto a los piercings genitales, pueden causar obstrucción de la uretra e infecciones que derivan en infertilidad. Estos adornos favorecen la transmisión de determinadas enfermedades como la hepatitis.
Si la zona en la que lo colocamos es el ombligo, según nos explican los investigadores, ‘tardan un año al menos en curarse’·. ‘Se trata de una zona poco aireada y húmeda, lo que facilita la acción de hongos y bacterias’.
Teniendo en cuenta todas las complicaciones que pueden surgir, los autores de este estudio hacen un llamamiento a la prevención.
En primer lugar, nos recomiendan, escoger siempre personas cualificadas para su colocación, comprobar que las medidas de asepsia sean adecuadas, y sobre todo que nos expliquen antes, con todo detalle, los riesgos que pueden conllevar.
En el 20% de los casos según un estudio publicado en American Journal of Clinical Dermatology, se producen infecciones
Como he dicho anteriormente, no se trata de no usarlo si nos gusta, sino de prevenir.