Miles de personas volvieron hoy a marchar por las principales calles de esta ciudad brasileña para demandar una disminución del precio del pasaje del transporte público y más inversiones en educación y salud.

Los manifestantes se concentraron desde horas de la tarde en la plaza da Sé, frente a la catedral de Sao Paulo, y algunas de las vías adyacentes, desde donde caminaron hasta ocupar la avenida Paulista, una de las principales de esta urbe, la más rica y poblada de Brasil.

Se trata de la sexta movilización que se registra en esta metrópoli, cuyas autoridades no responden al reclamo de reducción del pasaje del ómnibus, metro y tren de 3, 20 a tres reales, de 1, 60 a 1.50 dólar estadounidense.

Noticieros de canales de televisión señalaron que en la arteria Paulista se encuentran unas 10 mil personas, mientras otro grupo de unos dos mil jóvenes avanzó hasta la sede de la Prefectura de la urbe, donde quemó un muñeco con una foto del prefecto Fernando Haddad e intenta ingresar a dicho edificio.

Un auto del canal de televisión local Récord, estacionado en las proximidades de la sede de la Prefectura, y un puesto policial fueron también incendiados.

Además de esta ciudad, en la vecina Río de Janeiro, unas cinco mil personas realizan otra manifestación en la avenida Sao Gonsalo y pretenden avanzar hasta la sede del Ayuntamiento de la urbe.

Poco antes del inicio de esta movilización las autoridades de Río hicieron un llamado al diálogo a los protestantes, que ayer desfilaron por calles del centro en demanda de una reducción del costo del pasaje de los ómnibus y trenes.

Un grupo de cariocas se trasladó ayer hasta la Asamblea Legislativa, donde se reportaron violentos choques con las tropas policiales.

Las manifestaciones, iniciadas el pasado día 3 en Sao Paulo en contra del aumento del pasaje del transporte público, adquirieron fuerza hasta extenderse por principales municipios de varios estados, sumando a su paso otros reclamos.

Ahora la ciudadanía demanda menos corrupción y mayor inversión en educación y salud, así como rechaza el excesivo gasto público en las remodelaciones de los estadios para la Copa de Confederaciones y los aún en ejecución para el Mundial de Fútbol de 2014.

Estos reclamos fueron la gran motivación de las marchas ocurridas ayer en una veintena de ciudades, en las cuales participaron -según medios de prensa brasileños- unas 200 mil personas.