En Santiago la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, afirmó hoy que las acusaciones de su colega boliviano, Evo Morales, al cónsul chileno en La Paz de intentar desestabilizar su Gobierno y la amenaza de expulsarlo del país "no son aceptables" y dañan el respeto y el diálogo entre ambos países.

"Hoy más que nunca América Latina requiere y necesita de la unidad, del diálogo y la cooperación para enfrentar los desafíos del desarrollo. Por tanto, no creemos que tengan cabida declaraciones o actitudes que no contribuyan justamente a ese clima", dijo Bachelet en declaraciones a los periodistas en un acto oficial.

La gobernante agregó que las declaraciones de Morales "no contribuyen al respeto, al diálogo y al entendimiento entre países vecinos".

Bachelet se refirió así a las declaraciones de Morales publicadas ayer por el diario El Deber en las que señalaba que piensa si expulsar del país al cónsul chileno en La Paz, Milenko Skoknic, porque se reunió con opositores bolivianos, según él con intención de desestabilizar a su Gobierno.

El líder boliviano acusó también al Gobierno chileno de promover la "inestabilidad política" en Bolivia por el conflicto marítimo que los dos países mantienen en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

El canciller chileno, Heraldo Muñoz, respondió ayer a Morales y puso en cuestión el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, aunque hoy matizó que "en diplomacia uno nunca puede cerrar una puerta", en declaraciones a la prensa Internacionalal.

Chile planteó retomar los lazos diplomáticos sin condiciones, después de que en su visita a Bolivia el papa Francisco instara a ambos países a dialogar para resolver sus diferencias.

Morales aceptó la semana pasada la normalización de las relaciones, aunque la supeditó a resolver la demanda de una salida al mar en cinco años con la mediación del pontífice, y anunció este lunes que la Cancillería de su país enviará una propuesta formal al Gobierno chileno.

Las relaciones a nivel de embajadores entre ambos países están suspendidas por decisión de Bolivia desde 1962, con un breve paréntesis entre 1975 y 1978.

Bolivia, que perdió su acceso al mar en una guerra del siglo XIX, demandó en 2013 a Chile ante la Corte de La Haya para que el tribunal obligue a Santiago a negociar y devolver un acceso soberano al Pacífico.