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Los científicos se preocupan de las amenazas de otros mundos. Meteroritos, cuerpos celestes y otros objetos no identificados están sobre nosotros a miles de kilómetros que son metros en es espacio sideral
Los científicos de varios países, en especial Rusia y Estados Unidos trabajan para proteger a la tierra de lo que se llama genéricamente la amenaza cósmica. No es de extrañar que los diversos equipos internacionales se afanen desde ángulos diversos: la herencia de la “guerra fría”, lamentablemente dura todavía. Sus bases están alejadas unas de otras e incluso en continentes distintos, bajo mandos diferentes y la formación intelectual y universitaria, también.
De todas formas las Naciones Unidas es el ente común, así como el lugar en que sostienen conversaciones constantes e intercambio de informaciones y datos. Con los japoneses pasa lo mismo y no digamos con los chinos. Y los proyectos y el enfoque de la solución al problema son a veces opuestos aunque concluyentes. Otros países están mucho más distanciados que los rusos y americanos. Así pues, a la hora de informar al usuario DIASPORA tiene esto en cuenta y nuestra labor será hoy pasar revista a los proyectos de unos y otros.
Los rusos plantean el problema de enfrentarse a asteroides u otros objetos no identificados (no nos referimos a posibles ovni), con la creación de un cohete que disparado desde la tierra destruya a esos objetos en el aire. Algo así, pensamos, como el escudo de misiles de los días de Reagan o el paraguas cósmico para ir al encuentro con los asteroides o cometas que se acerquen demasiado a la Tierra, y destruirlos en el espacio, según informó el director general del Instituto Central de Maquinaria Cósmica, Guenadiy Raikunov.
Según Raikunov, en una de las sesiones celebradas en la Agencia Federal Espacial Rusa, Roscosmos, varios equipos de especialistas están estudiando actualmente diversos métodos de impacto activo sobre cuerpos menores del sistema solar que puedan representar peligro para la Tierra.
En particular, en la Oficina de Diseño Makeev, en la ciudad de Miass, región de los montes Urales, se está elaborando un proyecto integral que presupone la creación del aparato automático de punch (golpe), en ruso ‘Kapkan’ (trampa), para desviar a peligrosos cuerpos celestes y prevenir un choque frontal con nuestro planeta.
Raikunov subrayó que el peligro de que asteroides y cometas se estrellen en la Tierra es una amenaza real para la existencia de la humanidad y de la biósfera. Por eso los científicos han considerado tomar las medidas necesarias para crear un sistema de respuesta a nivel internacional.
El problema de una catástrofe de la civilización provocada por asteroides o cometas sigue atrayendo la atención del público a través de periódicos sensacionalistas y escritores del mismo tipo, o películas catastrofistas de Hollywood, bien conocidas, locuras científicas. Pero sin necesidad de alarmar como el cine y los medios, Diáspora tiene que admitir que el peligro existe y es real noche y día.
Raikunov recordó que en el otoño de 2008 un asteroide cayó en el norte de Sudán, y en octubre siguiente se captó una explosión en la atmósfera otro cuerpo celeste de tamaño similar -pero diferente en su formación- al sur de la isla Sulawesi.
Como explica el especialista, el resultado relativamente innocuo de estas catástrofes naturales que por cierto sólo provocaron alarmas técnicas, no de los medios (porque no llegaron a enterarse sino meses después), se explica por las pequeñas dimensiones de los cuerpos caídos (según varias estimaciones eran de entre cinco y diez metros). Pero en el pasado, cuerpos celestes de mayor tamaño cayeron sobre la Tierra provocando consecuencias bastante catastróficas para la fauna y flora, lo que se pudo comprobar por estudios geológicos y paleontológicos. El que los dinosaurios fueran liquidados por un meteorito gigante es improbable. Desaparecieron por el cambio climático y de su hábitat. La localización y monitoreo de los cuerpos celestes potencialmente peligrosos son algunas de las tareas principales de la lucha contra la ‘amenaza cósmica’. Actualmente, la máxima atención se centra en un posible vuelo hacia el asteroide Apophis, así como el impacto activo de los cuerpos celestes peligrosos.
Para la observación de los objetos “amenazadores” se está instalando en Rusia un radar cósmico que se construye actualmente en la ciudad de Usssuriisk (Extremo Oriente de Rusia). También, según un acuerdo de Roscosmos y la Agencia Espacial Ucraniana, se realiza la modernización de un radiotelescopio en la Península de Crimea, en el Mar Negro, con el fin de estudiar a Marte y otros cuerpos celestes menores. Raikunov asimismo recordó que también en el extranjero, se estudian medidas y recursos considerables para proteger a la Tierra de los asteroides.
En opinión del científico, este problema es internacionalmente importante y por eso se necesita la participación de todas las instituciones en la elaboración y coordinación de medidas a nivel internacional, en particular a nivel del Subcomité Científico y Técnico de la Comisión del Espacio de las Naciones Unidas.
Una amenaza común, los meteoritos, algunos muy peligrosos, una misión conjunta
Un grupo de renombrados científicos y exploradores del espacio norteamericanos encabezados por sabios de la NASA casi principalmente, convocaron en Viena a la comunidad internacional a desarrollar un mecanismo global para defender al planeta de posibles impactos devastadores de meteoritos.
Este desafío específico se plantea en el informe titulado "Amenazas de asteroides: un llamamiento a una respuesta global", elaborado por la Asociación de Exploradores del Espacio (ASE) y presentado a las Naciones Unidas.
Al ser técnicamente posible influir en la trayectoria de un meteorito, la comunidad internacional afronta el desafío de organizarse para defender al planeta de los asteroides conjuntamente o al menos sin estorbarse los unos a los otros.
"La aceleración de nuestro conocimiento", es decir, que ahora seamos conscientes de esta amenaza, plantea el dilema de actuar o no, explicó en rueda de prensa el ex astronauta de la NASA Russell Schweickart.
En su informe, Schweickart destaca que, por primera vez en la historia de nuestro planeta, existen capacidades técnicas para prevenir ese tipo de colisión cósmica, así como de predecir y preparar planes de evacuación y mitigación de daños en el hipotético caso de un impacto inevitable, pero todo depende de una preparación, planificación y toma de decisión a tiempo.
Hasta ahora se han descubierto unos 6.000 objetos cósmicos cercanos a la Tierra que con regularidad cruzan la órbita de nuestro planeta y los científicos esperan que su número aumente de forma exponencial, hasta rondar el millón hacia el 2020.
Apophis es el meteorito más peligroso que puede impactar en el año 2036. Hay diversos sistemas para interceptarlo incluso algunos aventureros quieren destruirlo con bombas atómicas
Se estima que un porcentaje de esos objetos -entre 500 a 1.000- tienen un diámetro de más de 150 kilómetros, un tamaño que supondría una catástrofe mundial en caso de que impactara contra la Tierra. Sería el escenario ideal para un film catastrofista de Hollywood, pero esta vez no de ciencia-ficción.
Es el caso del famoso Apophis (al que nos referiremos específicamente al final), un asteroide de 270 m. de diámetro que pasará muy cerca de la tierra hacia el 2029, en su camino hacia el sol, y amenaza con impactar en la Tierra no a la ida sino a su regreso, hacia el 2036, con un efecto superior al de varios miles de bombas atómicas, en caso de colisión.
“El impacto cinético” o “tractor de gravedad”, dos sistemas para neutralizar a los meteoritos
Aunque los dos métodos desarrollados para desviar la trayectoria del objeto y evitar así su impacto directo, denominados "impacto cinético" y "tractor de gravedad", no se han probado aún, se estudian sobre el plano. Algo positivo: ambos, según los expertos, son factibles también económicamente, porque ese es otro aspecto del problema.
El problema es que, "la nueva agenda está caracterizada por un desafío institucional", explicó Walther Lichem, miembro del Panel Internacional sobre la Mitigación de la Amenaza de Asteroides (IPATM) y ex funcionario de Naciones Unidas.
"No debemos aceptar que se desarrolle un proceso de responsabilidad y de implementación de decisiones fuera de la legalidad de la comunidad internacional", añadió Lichem, quien resaltó la existencia de "grupos" y desarrollos no controlados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
"Hay ciertas estructuras que están argumentando a favor de la aplicación de bombas atómicas en el espacio. No parece que la idea se ha generado en Rusia o los Estados Unidos, pero se ha hablado entre científicos. Para estos radicales ésa es la tecnología disponible más barata y más efectiva. Pero se les oponen quienes dicen que, por el contrario, la fragmentación del asteroide al alcanzarle una carga nuclear ampliaría el daño al desintegrarse un asteroide en cien otros asteroides menores, a los que sería imposible seguirles la pista. Hay también intereses particulares, de tal o cual grupo científico o de un país, reconoció el experto. Pero naturalmente eso es una locura.
Una trayectoria caótica, jamás igualada, se acerca a veces peligrosamente en unos años
Los astrónomos vigilan un asteroide de 415 metros, el Apophis, que pasará cerca del planeta en 2029 y puede colisionar con la Tierra en 2036. Ese peligro es real. Los científicos han catalogado el nivel de riesgo del cuerpo celeste como el más alto de la historia.
El caso Apophis está despertando interés general en muchos países y en especial entre la comunidad científica. Todos quieren saber qué es lo que va a pasar y cómo puede afectar a los humanos.
Apophis fue descubierto el 19 de junio de 2004 por los astrónomos Roy A. Tucker, David J. Tholen, y Fabrizio Bernardi en el «Kitt National Peak Observatory», en Arizona (Estados Unidos).
Ante la situación de alarma creciente aunque no inmediata, los expertos piensan en desviar la trayectoria del asteroide para evitar un impacto catastrófico con la Tierra. La NASA ha rechazado de plano la idea que todavía no se ha convertido en sugerencia ni en un plan de recurrir a un ingenio nuclear para destruir en pedazos al asteroide, cosa relativamente factible pero que podría tener consecuencias desastrosas al crear numerosos objetos incontrolables. Por supuesto gente de la categoría del ruso Raikunov se alinean con la NASA.
Este asteroide es el que tiene un plano orbital más cercano al curso de la órbita terrestre. También es el que tiene la trayectoria más caótica y errática jamás documentada con certeza, debido a sus frecuentes acercamientos a nuestro planeta.
Después de su descubrimiento, se hicieron aproximaciones matemáticas de su peligro de impacto con cálculos de trayectorias de todo el mundo con voz en este con la misma fecha de aproximación. Todos coincidieron en fijar el 13 de abril de 2029 como el momento en que comienza a brillar como una estrella de magnitud 3, 3 (a simple vista visible). Europa será uno de los continentes desde el que se vería mejor.
Durante los primeros días del 2008 las observaciones minuciosas arrojaban un aumento de probabilidades de impacto, mayores al habitual, llegando hasta un 2, 7 por ciento (uno entre 37). Esta alta probabilidad, junto con las medidas del asteroide, hicieron que Apophis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1, 10 en la escala de Palermo. Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya alcanzado jamás, aunque tiempo más tarde esta valoración fue bajando hasta el actual nivel 2.
Para el científico David Tollen el asteroide Apophis es un demonio egipcio
El nombre del asteroide tiene su explicación, según David Tholen, su co-descubridor, en la mitología egipcia. Apophis es el nombre griego de un demonio egipcio, Apep, enemigo de la luz y del orden. Se le identificaba con el mal y el caos. Se representaba con una serpiente gigantesca. Según la leyenda Apofis/Apepe atacó al dios del Sol Ra cuando este seguía su camino durante las horas de la noche.
El malvado villano de la serie de ciencia ficción más antigua de la historia, «Stargate SG1», tenía este nombre. Dave es un fanático de la serie televisiva.
Para un posible uso preventivo en España se ha puesto en marcha el programa "Don Quijote", elaborado por una empresa española y con el respaldo de la Agencia Espacial Europea, este programa pretende comprobar si es posible desviar asteroides de ese tamaño.
El programa se parece mucho a la lucha del ingenioso hidalgo de La Mancha contra los molinos de viento, mientras Sancho Panza observa. "Un primer vehículo que se llama Sancho, se lanza y se pone a girar alrededor de él, y un segundo vehículo que se lanza hacia el asteroide para intentar impactar sobre él y desviarlo"- explica uno de los ingenieros responsables. Según los primeros cálculos en breve la misión podría estar lista para ser lanzada al espacio.
El plan tiene sus ribetes de “ingenuo” porque parece que alguien piensa que al asteroide se le puede engañar o distraer su atención, para “entrarle” cuando menos lo piense.