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Quizás son siete u ocho escalones los que separan el banquillo, de rojizo ladrillo, del césped de Old Trafford. Los recorrió con un movimiento torpe pero rápido, como una gacela, con los ojos desencajados y los brazos en alto. El ritmo de su boca mascando chicle de forma compulsiva bien podría ser un fiel reflejo de sus pulsaciones . Sir Alex Ferguson estaba fuera de sí, solo habían pasado once minutos del según tiempo y Nani había sido expulsado. Su idea del encuentro se vino al traste porque un árbitro Turco vio lo que no pudo observar Nani al girarse: Arbeloa en una disputa del balón. El jugador portugués alzó su pierna y el árbitro alzó la roja.
De árbitros lamentables está el mundo lleno, al menos en esta ocasión, sin necesidad de entrar en detalles, benefició descaradamente al conjunto español. Tras el partido, Mourinho se confiesa en televisión : "Ferguson está igual que yo estaba hace dos años con la expulsión de Pepe contra el Barcelona. Es peor que ésta porque llegó por una simulación y en esta ocasión no lo es porque Arbeloa recibe un contacto duro. A lo mejor una amarilla lo podía solucionar". Su mensaje es cínico, obsceno, irritante... Casi tan vergonzoso como el de hace dos años referido a Pep Guardiola : "Es un fantástico entrenador de fútbol pero ha ganado una Champions que a mí me daría vergüenza ganar con el escándalo de Stamford Bridge. Y este año, si la gana, será con el escándalo del Bernabéu". Si su incoherencia no es tal a estas horas debería empezar a sentir vergüenza si esta Champions cae en sus manos con el escándalo de Old Trafford . También afirma no tener quejas contra la Uefa, sino contra los jugadores que "fingen" en clara alusión a la jugada de Alves y Pepe. Ayer también retorció su discurso de hace dos años: "Hoy ha quedado demostrado que ante el Barcelona no tienes ninguna posibilidad. Porque la UEFA no deja a ninguno de los otros equipos jugar contra ellos" . Mientras Mourinho se tapa con la capa del FC Barcelona ante las cámaras, Ferguson calla, ni siquiera ha querido hablar con él. No fue una noche de vinos, quizás de té . En España habría sido tila o algún sucedáneo similar. Se cubre a solas de rabia en su vestuario porque prefiere pensar, como decía la canción, que si lo que va a decir no es más bello que el silencio es mejor que no lo vaya a decir. En fin, Mourinho volvió a mentir, Ferguson no estaba ayer como él hace dos años, porque mientras el viejo se tragó su justificada rabia en solitario, el cínico portugués ofreció un injustificado doctorado anatómico de su vesícula biliar ante los medios y contra el Barceloa, la Uefa y Unicef.
Entiendo a Cristiano, no quiso celebrar el gol, fue su casa durante años, mostró respeto ante su antigua afición. A quien no acabo de entender es a Mourinho, jamás le hubiese ubicado en ese papel, puse llevó dos días llenando los micrófonos de baba al hablar del conjunto inglés. El estadio del Mánchester tiene capacidad para ochenta mil espectadores, demasiados culos para una sola lengua . El partido tocaba a su fin, apenas restaban unos segundos cuando Mourinho inició el paseíllo desde su banquillo hasta los vestuarios, en solitario, a escasos metros de los aficionados ingleses. Era la imagen más rara de un triunfador, un hombre con remordimientos. Su cuerpo caminaba al alcance de la grada, la cámara le enfoca, él lo sabe. El Mánchester había caído en sus manos y al técnico portugués solo le faltó pedir perdón . La jugada sale mal, le increpan y le insultan, allí no creen en hombres, el Manchester es su única religión. Antes de todo esto, hubo un duelo de cobardes que rehúsan beber champán. Ferguson echó su equipo atrás ante la adversidad y Mourinho solo supo reaccionar cuando cambiaba el marcador. La táctica hecha simplicidad: gol en contra delantero dentro, gol a favor delantero fuera. Mourinho se conmovió, Ferguson se paralizó porque en su equipo no hay ni un solo futbolista capaz de meter un gol. Al menos el técnico escocés estuvo bien fuera del campo, el portugués no lo estuvo ni dentro ni fuera. En su infantil estrategia del fútbol, con el resultado a favor, sacó del campo a Ozil, metió a Pepe y perdió el control del balón y del partido. De ahí al final, los diablos rojos hicieron a Diego López el héroe del partido. Los diablos rojos se sienten robados, una roja inaudita, dos penaltis de Ramos, otro de Diego López. Se abre la antesala de " la décima " para el Madrid, ya está en su camino, pues conquista las Champions cuando le va mal en liga y Mourinho solo puede ganarla cuando roba alguna eliminatoria, como con el Oporto ante el Deportivo o como con el Inter ante el Barcelona.
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