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El Estado español fue una de las tierras de cultivo del trotskismo desde sus orígenes, sus defensores y sus detractores han vertido mucha tinta negra sobre su pasado, los primeros para defenderlo y los segundos para atacarlo
Tal vez por eso, el trotskismo sigue teniendo presencia en España a pesar de sus múltiples facciones y fracturas a lo largo de la historia gracias a la revista Viento Sur, heredera de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) la cual está editada y liderada por uno de sus fundadores: Jaime Pastor Verdú.
Jaime Pastor, intelectual, escritor y profesor de la UNED, es una de las figuras históricas del la izquierda revolucionaria del Estado español, cofundador y continuador de la LCR y uno de los impulsores de Podemos, también es el padre político de Teresa Rodríguez y de Miguel Urbán, las figuras destacadas de la actual disidencia dentro de la formación morada.
Ambos amenazan con abandonar la nave morada por no estar de acuerdo en el gobierno de coalición con el PSOE.
Así que para entender el comportamiento de los anticapitalistas nada mejor que conocer la historia de la LCR, que es la historia de una formación que se ha movido entre el quiero y no quiero de la extrema izquierda, siempre deshojando la margarita… es decir arrancando pétalos a la flor.
La LCR nace como la sección española del Secretariado Unificado de la IV Internacional, secretariado creado por el francés Pierre Frank, el estadounidense Joseph Hansen (Secretario de Trotsky en México), el italiano Livio Maitan y el belga Ernest Mandel, aunque realmente fue Mandel su motor y líder, el “morenismo” en América latina, sería la otra cara del trotskismo.
La LCR practicó el entrismo en ETA, hasta su escisión en la famosa VI Asamblea, dándose el nombre de LCR-ETA VI, que después sería Liga Komunista Iraultzailea (LKI) y LCR, después se aliaría con el Movimiento Comunista de España (MCE), más tarde se fusionaría con el MC para fundar Izquierda Alternativa y después de una larga travesía por el desierto terminarían fundando Izquierda Anticapitalista, que pasará a formar parte de los restos del naufragio de los partidos comunistas del Estado español: Izquierda Unida.
Para los que vivimos y conocimos el trotskismo del siglo pasado, tanto en América como en Europa, el trotskismo ha sido una de las corrientes más combativas del movimiento obrero a la vez que una de las más inestables e incoherentes como organización política.
El malentendido “entrismo” propuesto por Trotsky en los años treinta, que proponía la infiltración de cuadros en las filas de los partidos socialistas europeos resultó fallido en sus constantes intentos hasta el estrepitoso fracaso del morenismo y su infiltración en el peronismo, una de las causas de la muerte natural del trotskismo en Argentina.
El trotskismo está en vías de extinción
El trotskismo se ha reducido (convertido) en un núcleo de agitadores sociales que se mueve en el campo de la izquierda, intentando canalizarla (radicalizarla) con sus propuestas a través del movimiento asambleario, participando en todas sus movilizaciones como elementos destacados y protagonistas.
Son los agitadores de la conciencia de clase, los líderes dispuestos a inmolarse para liberar a la clase obrera de la explotación capitalista, a cambio de una concejalía o un escaño, aunque sea cobrando menos que los demás, a cambio de ser los protagonistas de la historia.
Son los anticapitalistas que no pregonan la destrucción del capitalismo, porque hace tiempo que no son comunistas, al fin y al cabo fue un comunista el que mató a Trotsky.
No son socialistas porque los socialistas son unos traidores enemigos de clase, vendidos al capitalismo.
Son revolucionarios porque ser revolucionarios no implica ser socialistas, al fin y al cabo la Revolución francesa fue cosa de la burguesía.
Así que una vez terminada la faena en Podemos y liquidado el 15M, a otra cosa mariposa, que los anticapitalistas tienen patente de pureza revolucionaria y les queda cuerda para rato.
Está por escribir las razones (o las causas) por las que algunos trotskistas (en general los comunistas) terminaron siendo reaccionarios y militando en el campo de la derecha e incluso de la extrema derecha, aunque eso más bien tiene que ver con la juventud, la inmadurez, la aventura, la pobreza, la ambición y otras cosas.
Pero sea como sea la historia del Trotskismo es la historia del oportunismo, la del fracaso de la izquierda, la de la disidencia, la de la confrontación permanente y la de la ausencia de pragmatismo.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro