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La Comisión Mundial de Represas concluye que el 60% de las cuencas más importantes del planeta han desaparecido por la falsa idea de que no se debe desperdiciar el agua de los ríos que fluye hasta el mar, sino que hay que represarlos todos. !Qué locura¡
El Banco Mundial fue durante décadas el impulsor de la construcción de grandes represas, pero ahora un estudio de su propia autoría reconoce las consecuencias negativas que acarrean esas faraónicas obras: sobreprecios, degradación del medio ambiente y desplazamiento de comunidades que nunca recuperan su estándar de vida. Son sólo algunas de las secuelas que afectan a cientos de países y casi 10080 millones de personas. Hoy, en el Día de Acción Internacional Contra las Represas, habrá movilizaciones y marchas de protesta en todo el mundo. En la Argentina, son testigo los casos de Yacyretá en Misiones, Salto Grande en Entre Ríos y Futaleufú en Chubut. Habrá grandes movilizaciones y marchas en la Capital Federal y Esquel.
La Comisión Mundial de Represas (CMR) -patrocinada por el Banco Mundial-, en su informe “Represas y desarrollo", detalla que existen 45 mil represas que “han fragmentado y transformado” la mitad de los ríos del mundo, desplazaron a 96 millones de personas, degradaron el ambiente, afectaron negativamente a las poblaciones donde se construyeron, produjeron endeudamientos y llevaron consigo grandes endeudamientos.
“En demasiados casos se ha pagado un precio inaceptable, y frecuentemente innecesario, especialmente en términos sociales y ambientales por parte de las personas desplazadas, las comunidades río abajo, los contribuyentes fiscales y el medio ambiente”, observa la CMR. El trabajo, el primero a nivel mundial y donde participó el BM, avanza sobre la cuestión de fondo: la necesidad de debatir la imperiosa necesidad de remplazar la energía hidroeléctrica por energías que preserven el medio ambiente natural y cultural. Además, los pueblos movilizados por el tema suman un punto: la importancia de que cada comunidad decida qué tipo de desarrollo desea como fundamental.
En todos los casos estudiados se reconoce que las poblaciones desplazadas nunca volvieron a recuperar su estándar de vida, son víctimas de enfermedades derivadas de la obra y padecen una tasa imborrable de trastornos psicológicos. “Al no considerarse adecuadamente los costos ambientales y sociales, ni cumplirse los compromisos adquiridos, se ha generado un empobrecimiento general acompañado del sufrimiento de millones de humanos”, afirma el trabajo.
En la Argentina existen 101 represas, de diferentes envergaduras, pero aún no hay cifras globales sobre los afectados ni estudio sobre las consecuencias provocadas. Según datos de la Coalición Internacional Ríos Vivos -integrada por organizaciones ambientales, sociales y pueblos originarios-, la represa de El Chocón -en Neuquén- inundó 83 mil hectáreas y desplazó a 700 personas; la de Salto Grande -en Entre Ríos- inutilizó 29 mil hectáreas y obligó a la relocalización de 20 mil personas; y si Yacyretá se completa, su lago cubrirá 167 mil hectáreas y, en total, serán 80 mil las personas obligadas a dejar sus tierras ancestrales.
“El Plan Energético Nacional(argentino) 2004-2008 tiene un presupuesto de más de 11 mil millones de pesos y ni un solo euro para energías renovables ni eficiencia energética, pero sí para subir el embalse de la represa de Yacyretá”, advirtió Elba Stancich, del Taller Ecologista de Rosario. Y afirmó que el mismo plan reconoce entre sus objetivos avanzar en represas binacionales de Garabí (con Brasil) y Corpus Christi (con Paraguay).
El irlandés Patrick McCully, autor del libro "Ríos silenciados: ecología y política de las grandes represas" y uno de los principales referentes en el tema, afirma que las represas a gran escala destruyen el medio ambiente e impactan negativamente en las poblaciones. Sobre el papel del BM, el especialista ha señalado que “el Banco Mundial, que fue durante tiempo el único y mayor patrocinador de la industria de las represas, intenta ahora alejarse de las críticas y subsidia hoy menos de la mitad de las represas que en los días de mayor auge”. McCully también propone avanzar sobre la implementación de energías alternativas, como la solar y la eólica.
En el libro destaca que los proyectos hidroeléctricos inundan tierras fértiles, extinguen especies, desplazan a miles de personas de sus hogares, emiten gases que contribuyen al calentamiento del planeta y no son, aunque se publicite lo contrario, una fuente de energía renovable debido a que la gran sedimentación que sufren. Todos los mismos argumentos figuran en el estudio de la Comisiom Mundial contra Represas(CMR).
El informe internacional señala que un tercio de los países depende de la energía hidráulica para satisfacer más de la mitad de su suministro eléctrico y sostiene que las grandes represas generan el 19% de la electricidad mundial. Insiste en que casi el 70% de las grandes represas están ubicadas en países del Tercer Mundo.
La Comisión Mundial contra Represas también realizó recomendaciones: equidad en la distribución de los recursos y de los beneficios, sustentabilidad en el uso de los recursos básicos que se están agotando, apertura y participación activa de todos los sectores en la toma de decisiones, eficiencia en la administración del desarrollo de infraestructuras y consideración hacia las generaciones presentes y futuras.
Publicado en marzo de 2005
La CMR denuncia que la energía producida por las grandes represas no es limpia y que son posibles otras formas de energía sostenible
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Gustavo Castro Soto. "Otros Mundos"
Durante décadas hemos considerado a las grandes represas como suministradoras de energía limpia procedente de una fuente renovable. Sin embargo, en la década de 1980 y 1990 las movilizaciones contra ellas en el Sur global fueron de tal magnitud que lograron cuestionar este modelo. También en Europa hubo protestas de todo tipo. Los gobiernos reaccionaron no solo con represión, sino también con silencio y olvido.
Durante décadas las grandes represas ni se cuestionaban y se aceptaron sus costos sociales y ambientales. Parecía que no había otra opción para generar “desarrollo”. Al final de la década de 1990 se aceptó elaborar un informe que hiciera balance de estas grandes infraestructuras. El Banco Mundial y otros bancos y empresas constructoras financiaron una comisión compuesta por grandes expertos en el tema. En el año 2000 salió a la luz el Informe de la Comisión Mundial de Represas (CMR) y sus resultados no gustaron a los promotores del mismo. Entonces se concluyó que las más de 45.000 grandes represas habían desplazado a entre 40 y 60 millones de personas de todo el mundo de sus viviendas, tierras y pueblos (actualmente pueden superar los 80 millones), constituían el testigo impactane de una catátrofe, ..
¿Para qué sirven las represas?
Pero el informe también afirmaba que el Banco Mundial, había sido el principal promotor y financiador de estas grandes obras, había endeudado a los países pobres para construir la infraestructura de un supuesto desarrollo que se privatizaría años más tarde en beneficio de las corporaciones de la energía. En América Latina, las grandes empresas que se quedaron con el negocio de su producción y distribución fueron Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola, entre otras.
Además, según el informe de la Comisión Mundial de Represas(CMR), los grandes embalses generaron mucha menos energía de la que se esperaba obtener, pero contribuyeron a la desaparición de bosques, selvas y manglares, que quedaron inundados bajo las aguas reduciendo la capa forestal del planeta y contribuyendo, por consiguiente, al aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (GEI). Por si fuera poco, se calcula que la descomposición de la materia vegetal sumergida por esas grandes represas genera casi el 5% del GEI (efecto invernadero) del planeta.
El informe de la CMR verificó que los embalses tampoco habían servido bien para evitar inundaciones y que, en algunos casos, las habían producido; que los destinados a riego no eran efectivos debido a las pérdidas por filtración y evaporación. Además, los monocultivos creados para usar estas aguas dañaron los suelos, aumentaron la concentración de agroquímicos y rompieron la soberanía alimentaria de los pueblos, dejando en manos de las multinacionales la producción casi exclusiva de enormes extensiones de tierra y el control sobre las semillas patentadas e incluso transgénicas. La misma CMR propuso una serie de criterios que, de cumplirse, harían difícil la construcción de nuevas represas .
Los megaproyectos existentes bloquearon el sistema hidrológico del planeta y facilitaron que las corporaciones pudieran adquirir años más tarde las concesiones de generación y por tanto el control privatizado del agua de los ríos, excluyendo de su uso a pueblos indígenas, campesinos, pescadores y otros sectores que dependen de que los ríos fluyan vivos, para que los pueblos estén vivos.
Hay que desenmascarar el mito: la energía hidroeléctrica no es siquiera verde
La creación de grandes embalses para producir energía, llevar agua a los núcleos urbanos o regar cultivos, implicó también la imposición de políticas exógenas, incluso con violencia y represión, contra comunidades y pueblos enteros. Muchas veces, las personas afectadas no fueron indemnizadas y perdieron su modo de vida; las tierras más ricas y productivas y sus cementerios quedaron bajo el agua; se dividieron pueblos, familias y comunidades que perdieron su cultura. El impacto psicosocial fue descomunal.
Recientemente hubo una marcha de protesta de personas afectadas por las represas de Los Llanitos y Jicatuyo, Honduras.
La Comisión Mundial de Represas concluyó que el 60% de las cuencas más importantes del planeta había desaparecido por la falsa idea de que no se debe desperdiciar el agua de los ríos que fluye hasta el mar, sino que hay que represarlos todos. !Qué locura¡
Sin embargo, las grandes constructoras no podían ni querían dejar este negocio. La crisis climática les dio la oportunidad de seguir con lo mismo. Los países del norte se han visto obligados a partir de año 2005 a reducir al menos el 5 % de los GEI (efecto invernadero) respecto a los valores que tenían en 1990. Pero el Protocolo de Kioto aún consideró limpia la energía hidroeléctrica.
Las represas han desplazado en todo el mundo a 100 millones de personas
Así, las corporaciones de energía y constructoras de grandes represas, con la complicidad de los gobiernos, se dieron a la tarea de justificar más represas. De este modo, además, garantizaban las inversiones que prometían llegar en el marco de los Tratados de Libre Comercio e Inversión, ya que las corporaciones requerirían grandes reservas de energía y de agua. Esto provocó un fortalecimiento de la resistencia en todo el mundo.
La resistencia se consolida
A principios de la década del 2000 se llevó a cabo el primer encuentro mundial contra las represas en Brasil, luego en Tailandia y después en México (donde estuvo presente la Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases (Coagret) de España). También se conformó la Red Latinoamericana contra las Represas (Redlar) que sostuvo encuentros en diversos países de la región, intercambiando experiencias cada dos o tres años, así como investigación y estrategias comunes de resistencia. Luego muchos países fueron conformando sus redes nacionales de resistencia. Entre ellos, el Movimiento Mexicano de Afectados por las Represas y en Defensa de los Ríos (Mapder).
Sin embargo, ahora ya no se trata solo de resistir sino de proponer un nuevo modelo energético popular que implique que los pueblos puedan tener en sus manos el control de la energía, que sea descentralizada y sin impactos socioambientales. Y este planteamiento significa la construcción de otro sistema alternativo al capitalismo. El problema no es técnico, sino político: ¿Qué otros mundos son posibles diferentes al capitalismo? ¿Qué proyecto de vida distinto queremos construir? Y a partir de ahí construir un modelo energético que lo sustente, con respeto al medio ambiente.
El agua y la energía son el centro de la reproducción de la vida, pero también del capitalismo que pretende acapararlos. Su control es clave para la acumulación del capital. Por ello, la lucha por la democratización de ambos está siendo criminalizada en todo el mundo. Pero la lucha por la defensa del agua contra el capitalismo de este bien natural común para la vida y nuestra felicidad, es una responsabilidad de todos y todas, estemos donde estemos . ¡Agua y energía no son mercancía y deben ser libres, privatizadas!
¿Dónde va el agua del planeta?
Hay otros sectores e inversiones que dependen del agua y la energía en grandes cantidades. La minería es uno de ellos. Para lixiviar el oro se requiere de uno a tres millones de litros de agua cada hora mezclados con toneladas de cianuro al día, además de ingentes cantidades de energía. Pero de igual manera requieren mucha agua y energía el fracking, la construcción de oleoductos y gasoductos, la explotación petrolera, canales interoceánicos; las plantaciones de eucalipto, palma de aceite, pino, soja, maíz transgénico; los parques industriales, las plantas automotrices, la ganadería intensiva, los hipermercados, entre otros megaproyectos que además se apropian de grandes extensiones de territorio.
México, junio 16, 2008:Minas Gerais, el desastre de los desastres_.
Una avalancha de lodo de residuos contaminantes arrasó con la ciudad de Brumadinho, en el estado brasileño de Minas Gerais, tras la ruptura de una cadena de represas, que contenían los líquidos residuales de una mina de hierro explotada por la multinacional brasileña "Vale". Varias horas después del incidente, el gobierno de Minas Gerais aún registraba 150 personas desaparecidas, en su mayoría trabajadores de la minera, y 7 víctimas fatales. Tres años atrás, la misma empresa provocó el mayor desastre ambiental brasileño tras el rompimiento de otros dos diques en la localidad de Mariana, a solo 100 kilómetros de Brumadinho.
"¿Cómo decir que aprendimos algo con Mariana?", admitió el presidente de "Vale", Fabio Schvartsman, en referencia al desastre natural de 2015 y reconoció que lo ocurrido se trata de "una tragedia humana".
Tras conocerse la ruptura de las represas de contención de residuos el 16 de junio, la empresa emitió un comunicado en el que se limitaba a adelantar la suerte que habrían corrido sus propios trabajadores: "Había empleados en el área administrativa, que fue afectada por los residuos, indicando la posibilidad, aún no confirmada, de víctimas y su tremendo número". Más tarde, precisó que los operarios en la zona llegaban a 300, entre los de la multinacional minera y además estaban los tercerizados, de los cuales solo habían sido localizados 100. El último reporte del gobierno estadual indicaba 279 personas rescatadas y aún 150 desaparecidas.
Las primeras declaraciones del titular de la multinacional llegaron horas después de la difusión de la noticia, cuando las hélices de los helicópteros del Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais ya giraban por todo el entorno. Los primeros informes de los rescatadores informaban ya la derivación a los hospitales públicos de un puñado de personas sobre los cientos de desaparecidos. Schvartsman adelantó que por el centenar de trabajadores que había en la zona se enfrentan a "una tragedia humana", además de la repetición del desastre ambiental de 2015.
El colapso de una represa de la mina en Brumadinho
La Primera Brigada de bomberos solo dijo que hay 200 personas desaparecidas por colapso de represa.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, partidario de flexibilizar los controles para la explotación de recursos naturales, visitó la zona de la tragedia y prometió una investigación "rápida y profunda". "Vale" aún no había pagado la multa de un billón de reales impuesta por el desastre natural de Mariana, que dejó en 2015, 19 muertos. La multa fue impuesta a la multinacional brasileña y la minera angloaustraliana BHP Billiton, asociada en Samarco S.A. La investigación sobre aquel desastre natural fue realizada ese año en el Parlamento brasileño por tres comisiones, entre cuyos integrantes había varios legisladores que habían recibido fondos de la minera para sus campañas. Objetiviad cero.
- Enero 25, 2019
El desastre de Mariana de 2015 no sólo dejó víctimas mortales sino que contaminó el Río Doce con 55 millones de metros cúbicos de residuos minerales —con altos valores de metales como níquel, sílice y hierro—. El cauce del río afectado por el derrame de 2015 abarcó a 230 municipios y para los especialistas es casi imposible devolver al río su estado anterior al derrame o, como mínimo, los residuos permanecerán en el río por 100 años.
Las cifras del desastre ocurrido hace tres años puede dar dimensión de lo que se espera de la ruptura recien ocurrida en Brumadinho, donde la represa que cedió tiene capacidad para un millón de metros cúbicos de residuos que podrían llegar aguas abajo hasta el río Paraopeba, poniendo en riesgo el abastecimiento de miles de familias en más de 48 municipios ubicados en los alrededores de la cuenca.
"Hemos hecho todo lo que era posible para garantizar la seguridad y la estabilidad. El hecho es que no sabemos lo que ocurrió y qué es lo que pudo desatar el desastre, pero ciertamente lo vamos a descubrir", se defendió esta tarde el presidente de "Vale", según publicó el diario O Globo, aunque reconoció: "¿Cómo afirmar que aprendimos algo con lo ocurrido en Mariana en 2015 si acaba de ocurrir un desastre como aquel y aun no sabemos nada".
Estado de Minas
"Desde la ruptura de las represas en Mariana en 2015 nada se ha hecho para evitar que ese tipo de desastre pudiera volver a ocurrir", aseguró a Fohla de San Pablo el procurador Carlos Eduardo Ferreira Pinto, jefe de la fuerza de trabajo que investigó el rompimiento en 2015. "Era lógico que eso iba a suceder", sentenció Ferreira Pinto desautorizando al presidente de "Vale".
En tanto, El Movimiento de los Afectados por Vertidos (MAB, según sus siglas en portugués, que podemos equipara a CMR, Comisión Mundial de Represas) también desmintió lo que informan los titulares de "Vale" y apuntó más bien hacia la falta de controles estatales. Desde el MAB denunciaron que "desde 2015, se registraron contínuas denuncias por el riesgo de rompimiento de algunas obras del complejo de represas, y aún así la Mina de Arroyo del Fríjol, en Brumadinho, sólo consiguio la aprobacion para su ampliación del Consejo Estatal de Política Ambiental en diciembre del año pasado". "Las empresas privatizadas y multinacionales apuntan al lucro a cualquier costo", lamentaron desde el MAB.
Tras este nuevo desastre natural, el Ejecutivo encabezado por el presidente Bolsonaro prometió una "rápida y eficaz" investigación, y él pregona ser ser un impulsor de multiplicar las explotaciones mineras en el país, incluso dentro del Amazonas. En sus primeros días de Gobierno, Bolsonaro despojó a Fundación Nacional de Indígenas (FUNAI) como órgano de control sobre el territorio de los pueblos originarios y lo dejó en manos de un espacio interministerial con la promesa de avanzar sobre el Amazonas para el agronegocio y la explotación minera.
El ministro de Ambiente de la gestión, el ultraderecha, Ricardo Salles, fue condenado a tres años de inhabilitación para ocupar cargos públicos por haber cometido fraudes e irregularidades en favor de empresas mineras asociadas a la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo. La condena sobre Salle por su papel como secretario de Medio Ambiente en San Pablo se conoció el 20 de diciembre pasado. Días después, Bolsonaro le tomó juramento.
La rotura de la presa en Brumadinho desncadenó la avalancha en las zonas colindantes, provocando la catástrofe.
En estas horas cruciales, los servicios de emergencia han rescatado a casi cincuenta personas del fango.Sin embargo, las autoridades en el estado de Minas Gerais dicen que las posibilidades de encontrar más sobrevivientes son escasas.
Equipos de rescatistas se desplazaron por el lugar para buscar a los desaparecidos.El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que sobrevoló la zona temprano por la mañana, emitió un comunicado en el que dice que piensa tomar todas las medidas necesarias para castigar a los responsables y evitar que vuelva a ocurrir una tragedia similar.
Los fiscales ordenaron a la compañía minera, "Vale", suspender las operaciones in situ, y los técnicos han empezado a centrar sus pesquisas en las causas de la tragedia. La primera de las preguntas sin resolver es por qué no funcionó ninguna alerta.
Una gran cantidad de lodo descendió por las laderas tras la rotura de la presa, sin que sonara ninguna alarma
María Júlia Andrade, que integra el Movimiento por la Soberanía Popular en la Minería (MAM), explicó a BBC Brasil que los habitantes de la zona confirmaron que el sistema de alarma no funcionó en el momento del accidente.
Ya antes "Vale" había promovido un entrenamiento con los residentes de la región, para casos de accidente, orientándolos sobre cómo actuar y para dónde huir si oyeran la alarma.
La idea de las represas, diques y embalses ha sido el gran fracaso del Banco Mundial¿Estamos todavía a tiempo?
Sin embargo, según Andrade, ninguna sirena fue accionada tras el accidente.
"Es la sirena la que desencadena todos los protocolos de seguridad. Si no toca, no hay protocolo", dijo.
En una rueda de prensa al día siguiente el presidente de la compañía minera, Fabio Schvartsman, dijo que el accidente pudo haber sucedido de forma brusca, no dando tiempo siquieraa que la sirena sonara.
Después del accidente, los bomberos dijeron a la prensa local que la ruptura de la presa había dañado la estructura de otras dos represas del mismo complejo minero. Pero el presidente de "Vale" afirmó que solo una represa se había roto y que una segunda, pese a haberse desbordado, tenía la estructura intacta.
Según la "Vale", la balsa rota había pasado las inspecciones de seguridad en junio y septiembre de 2018 estableciendo que era una infraestructura segura.
La zona está poco poblada, pero había muchos trabajadores de "Vale"muy .
Sin embargo, los expertos cuestionan los criterios de dicha aprobación.
Alessandra Cardoso, asesora política del Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc), dijo a BBC Brasil que el hecho de que la represa llevara inactiva hace tres años, sin recibir residuos, habría desgastado la estructura. Para ella, cuando una mina o represa paraliza sus actividades, "la tendencia es que la empresa preste menos atención" a los criterios de seguridad.
Las instalaciones de la mina resultaron afectadas por las corrientes de lodo. Córrego do Feijão está clasificada como una estructura de pequeño porte pero con alto potencial de daño. El daño potencial se refiere al riesgo "de pérdidas de vidas humanas y de impactos económicos, sociales y ambientales resultantes de la ruptura de la represa", según la ley brasileña en la materia.
Entre los desaparecidos, había 100 empleados que estaban almorzando en el área administrativa de la represa cuando un torrente de lodo y agua la golpeó y destruyó, dijo el portavoz de bomberos teniente Pedro Aihara. Muchas personas fueron rescatadas de entre el lodo con la ayuda de un helicóptero.
El secretario adjunto de Salud de Brumadinho, Geraldo Rodrigues, dijo a BBC Brasil que funcionarios de la minera informaron que el lodo alcanzó las instalaciones de la empresa justo a la hora del almuerzo. La localidad de "Vila Ferteco" alberga las oficinas de administración de Vale, así como algunas viviendas, pero no es un lugar muy poblado.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, visitó el lugar del desastre el sábado por la mañana y un gabinete de crisis fue instalado para monitorear la situación, informó el portavoz Otávio Santana.
Las operaciones de rescate incluyeron un helicóptero. A través de internet, Bolsonaro dijo que lamenta lo ocurrido y que los ministros de Desarrollo Regional, Minas y Energía y del Medio Ambiente, así como el Secretario Nacional de Defensa Civil, viajarán a la región.
"Nuestra mayor preocupación en este momento es atender a eventuales víctimas de esta grave tragedia", escribió.
Este sábado, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama) anunció una multa inicial a la empresa "Vale" por valor de 250 millones de reales ($66, 5 millones de dólares en moneda americana) por el accidente.
Sólo tres años después de la otra tragedia de noviembre de 2015, otra represa de "Vale", en la región de Mariana de Minas Gerais, también sufría una falla que dejó 19 personas muertas y miles de desplazados.
La represa Fundão liberó 34 millones de metros cúbicos de desecho de mineral, que descendieron 55 km por el río Gualaxo del Norte. La avalancha de lodo recorrió 663 km de cursos de agua y alcanzó a 39 municipios en Minas Gerais y Espírito Santo, el mayor desastre ambiental del país.
El colapso de una represa en la ciudad brasileña de Brumadinho ha puesto los focos en "Vale", propietaria de ésta y otras plantas de residuos minerales en el Estado de Minas Gerais. Y es que se considera la mayor productora de hierro del mundo, y la segunda gran empresa de níquel, tiene en su historial un gran saldo de víctimas y daños ambientales.
Fundada en 1942 bajo el nombre Companhia Vale do Rio Doce, su primera razón de ser fue la extracción de hierro, cobre, níquel y oro, con unas ganancias que iban al tesoro público del Gobierno Federal de Brasil. Pero tras hacerse con el 80% de las exportaciones de hierro nacional y el título de gran productora minera, en 1997 fue privatizada por el expresidente Fernando Henrique Cardoso.
Desde entonces, su negocio exclusivo son las minas de hierro, con una completa presencia operativa en los 16 estados de Brasil y en países como Canadá, Australia, China y Mozambique. De hecho, el Gobierno de Brasil aún controla parte de sus acciones y tiene derecho de voto. No obstante, "Vale" también ha sabido asegurar e incrementar sus ingresos (con participación japonesa) con el fosfato, los agro-carburantes, los metales no ferrosos e incluso el aceite de palma. Solo que la naturaleza de su propio lucro es variable, y por más que en su misión y visión empresarial se comprometa con las personas y el medio ambiente, no queda exenta de las catástrofes.
Vale: “La tragedia humana es muy grande, irreparable”
Cerca de Brumadinho, la brasileña "Vale" ya se vio envuelta en el año 2015 en otro accidente en la mina Mariana, de su firma Samarco y ubicada también en Minas Gerais. La rotura del dique de la planta provocó entonces un vertido de 40 millones de metros cúbicos de residuos, la práctica destrucción del poblado Bento Rodrigues y la muerte de 19 personas, además de la pérdida de 600 hogares y daños a lo largo de 650 kilómetros en la cuenca del río Doce. Los titulares de hace tres años lo valoraron como la mayor tragedia ambiental del país.
En el caso de Brumadinho, en el sureste del país, el accidente dejará “una tragedia humana” mucho más grande (en palabras de "Vale"), con más de 40 trabajadores que han perdido la vida e incontables desaparecidos en un gran río de lama de más de 12 millones de metros cúbicos. Para la empresa, esta planta suponía el 7 % del total de su producción mineral, pero ahora también podría suponer un nuevo capítulo con la justicia brasileña.
Y es que "Vale" todavía arrastra el caso de Mariana, debido a que los tribunales no han podido condenar a la compañía ni a su empresa Samarco de lo ocurrido. Solo tuvo que pagar indemnizaciones a las víctimas, tras un acuerdo con el Ministerio de Minas Gerais. Ahora es el Gobierno el que se ha adelantado, bloqueando unos 1.600 millones de dólares de sus cuentas y aplicando una multa de más de 60 millones de dólares mediante el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama), que se suman a la sanción de 26, 7 millones de dólares del Gobierno estatal.
El presidente de "Vale", Fabio Schvartsman, habló durante una conferencia de prensa en Río de Janeiro, sede la compañía brasileña, el 25 de enero de 2019. Pilar Olivares dijo
“Vale es una empresa muy seria, que hizo un esfuerzo para dejar las represas de la mejor forma posible (tras el desastre de 2015)”, expresó su presidente Fabio Schvartsman, a modo de disculpa: "Infelizmente la rotura sucedió y eso no tiene disculpa, pero aun así pido disculpas a todos los afectados, a toda la sociedad brasileña y quiero decir que no mediremos esfuerzos para enfrentar esa cuestión de la forma que tiene que ser enfrentada".
¿Cuántas personas tienen que morir más para que las autoridades tomen alguna providencia?”, expresó a las agencias un psicólogo voluntario en el lugar.
Solo en Minas Gerais existen 450 presas de contención de residuos, de las cuales 22 no tienen hoy una estabilidad garantizada, según la secretaría de Medio Ambiente regional. Lo sorprendente de Brumadinho es que "Vale" realizó el pasado 10 de enero una inspección de los diques, a través de la empresa alemana TÛV SÛD, la cual no constató ningún problema de seguridad. En esa línea, el máximo ejecutivo de la firma aseguró que hubo audiciones periódicas que avalaban la estabilidad de Brumadinho.
"Vale" no Brasil
El Gobierno de Jair Bolsonaro prometió “pedir justicia” y “prevenir nuevas tragedias” tras sobrevolar la zona. Pero muchos ciudadanos ven en estas represas de Minas Gerais verdaderas “bombas de relojería” y “una negligencia es un crimen”. La cuestión es cómo la compañía Vale actuará después de esta segunda catástrofe
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El colapso de una represa en la ciudad brasileña de Brumadinho ha puesto los focos en "Vale", propietaria de ésta y otras plantas de residuos minerales en el Estado de Minas Gerais. Y es que la mayor productora de hierro del mundo, y la segunda gran empresa de níquel, tiene en su historial un gran saldo de víctimas y daños ambientales.
Fundada en 1942 bajo el nombre "Companhia Vale do Rio Doce", su primera razón de ser fue la extracción de hierro, cobre, níquel y oro, con unas ganancias que iban al tesoro público del Gobierno Federal de Brasil. Pero tras hacerse con el 80% de las exportaciones de hierro nacional y el título de gran productora minera, en 1997 fue privatizada por el expresidente Fernando Henrique Cardoso.
Desde entonces, su negocio exclusivo son las minas de hierro, con una completa presencia operativa en cabeza en los 16 estados de Brasil y en países como Canadá, Australia, China y Mozambique. De hecho, el Gobierno de Brasil aún controla parte de sus acciones y tiene derecho de voto. No obstante, "Vale" también ha sabido asegurar e incrementar sus ingresos (con participación japonesa) con el fosfato, los agro-carburantes, los metales no ferrosos e incluso el aceite de palma. Solo que la naturaleza de su propio lucro es variable, y por más que en su misión y visión empresarial se comprometa con las personas y el medio ambiente, no ha quedado exenta de las catástrofes, según vemos.
01 diciembre 2015
La tragedia de la localidad de Bento Rodrigues situada en el estado de Minas Gerais al sur este de Brasil, desapareció bajo el lodo que estaba contenido por dos embalses que los pobladores ya temían pudieran romperse, de hecho en varias oportunidades se comunicaron con la empresa responsable para comunicar sus temores y recibieron como respuesta que los muros eran 100 % seguros.
Los diques, que sostenían 62 millones de metros cúbicos de desechos mineros se colapsaron, permitiendo que esta enorme masa de agua y barro contaminados se liberasen tras un estruendo impresionante, arrasando a pobladores, animales, casas, enseres, vehículos y todo cuanto encontraron a su paso.
“El pueblo de Bento Rodrigues prácticamente ha dejado de existir al ser arrasado por la ola de desechos mineros tras romperse los dos embalses que los contenían. El resultado es catastrófico: 11 muertos, 12 desaparecidos, 600 desplazados, aguas contaminadas y un desastre ecológico de proporciones dantescas.”
Otros pueblos del municipio de Mariana se vieron afectados, pero el de Bento Rodrígues se ha convertido en un “pueblo fantasma”; todo lo que queda de él es una serie de ruinas teñidas de barro rojo con altos contenidos de contaminantes producto del detritus de las minas de hierro y las lágrimas amargas de sus pobladores.
Según declaraciones de varios testigos que lograron escapar de la ola de barro, tuvieron que subirse a una loma desde donde presenciaron impotentes, como el lodo se llevaba consigo sus hogares, los recuerdos de toda la vida y a 23 vecinos, de los cuales solo se recuperaron en una primera instancia 11 cadáveres.
Elementos como el cobre, el arsénico, el, cadmio, el plomo, el zinc y el mercurio están esparcidos hoy por los muros derruidos, los campos circundantes, los bosques y las corrientes de agua, contaminándolo todo.
La recuperación del sitio se ve prácticamente imposible para los sobrevivientes de la catástrofe, que culpan a la empresa minera de haber perdido sus hogares y sus medios de vida. El gobierno confía en refundar el pueblo en otro sitio.
El lodo derramado se ha ido desplazando, buscando pendientes naturales e incorporándose a la corriente del río Doce, dejando a su paso espectáculos de desolación, al llevar todo por delante y esparcer su contenido tóxico a lo largo de la corriente fluvial.
Por el camino, fue dejando su rastro tóxico y por su causa quedó suspendido el suministro básico de agua potable a unas 250 mil personas, ya que tras el análisis realizado por el Instituto Minero de Gestión de Aguas se encontró cadmio, arsénico, mercurio, níquel, plomo, cromo y cobre en cantidades muy superiores al límite permitido legalmente.
La riada de escombros y lodo se ha volcado sobre las aguas del océano atlántico, ha logrado su objetivo, dejando toneladas de contaminantes arrastrados por el cauce del mencionado rio, en la playa de Regencia perteneciente al vecino estado de Espírito Santo y considerada un área de corales de importante valor ecológico.
Los responsables
La empresa minera Samarco fue la que construyó los diques. Se dedica a la extracción de mineral de hierro para su posterior procesamiento y peletización con fines de exportación y comercialización interna dentro de Brasil.
Tras el desastre que tratamos de abreviar, el gobierno brasileño que ha calificado el accidente de “catástrofe ambiental” tomó la iniciativa de retirarles la licencia de minería, por lo que y no podrán seguir explotando los ricos yacimientos de hierro que se encuentran en Belo Horizonte, ya que contaban con cuatro plantas que hoy se encuentran cerradas. Además se les impuso una multa equivalente a unos 100 millones de euros y ha bloqueado sus cuentas, reteniendo otros 300 millones más.
La minera, se ha negado a reconocer la existencia de ninguna sustancia nociva en la corriente fluvial del Rio Doce, pero se ha comprometido a dedicar unos 250 millones de euros con el fin de subsanar los daños ambientales ocasionados por el accidente. Alegan que desconocen las causas de la fracturación de los diques.
Sin embargo, los ambientalistas, estiman las pérdidas en valores muchísimo mayores, casi incalculables, dado que el incidente ha ocasionado muertes y existe un riesgo muy alto que la contaminación acabe con una cantidad enorme de animales y plantas, dado que la cuenca del Doce baña una superficie cercana a los 83 mil kilómetros cuadrados, el equivalente a todo el territorio de Austria.
La Samarco pertenece a los grupos mineros internacionales "Vale" (brasileño) y BHP Billiton (anglo-australiana) dos de los mayores productores mundiales de mineral de hierro.
La dirección prometió en varias oportunidades colocar una sirena con el fin de alertar a los trabajadores y vecinos por si ocurría algún problema que pudiera afectarles e incluso llegó a realizar un plan de evacuaciones. Pero fueron promesas y nada de ello se hizo y las consecuencias de su desidia tiene costos humanos y un espeluznante panorama de agresión medioambiental.
Los medios de comunicación brasileños revelaron que este fin de semana que existen al menos otros dieciséis diques como los que se fracturaron en cuatro estados del país que corren el riesgo de romperse y repetir la tragedia, pero en proporciones mayores, ya que solo en vidas humanas el riesgo es de casi un millón de afectados.
La propia empresa Samarco admitió públicamente que en la misma zona de Mariana hay otros dos diques que también corren riesgo de reventar, por lo que ya han tomado precauciones y se están realizando una serie de reparaciones de emergencia con el fin de prevenir otro desastre.